Por millones se cuentan los pellets plásticos que llegaron en los últimos días a algunas de las playas del litoral ribeirense, concretamente en la zona de Corrubedo. Fue el pasado martes cuando la artista ambiental María José Arceo, natural de Santiago de Compostela, pero afincada en Londres, aunque con frecuencia regresa a Galicia, sobre todo a la referida parroquia de la capital barbanzana, quien recibió un aviso de que tres sacos blancos cargados con esos microplásticos, aparecieron flotando en el tramo ribeirense de la playa de Espiñeirido, tras ser arrastrados por el temporal, y que una persona las sacó de allí y las depositó en una parte alta del arenal a donde no suele llegar la marea y así, evitar que volviera a arrastraslas.
En la jornada del miércoles se sumaron otros cuatro sacos más con ese mismo contenido, uno de las cuales estaba abierto y completamente vacío, pues los pellets de plástico quedaron esparcidos por el agua y también fueron arrastrados por la marea y quedaron depositados en una zona de la playa próxima al extremo donde están las rocas que la separan de la playa de O Corgo. Añadió que, normalmente, cuando aparecen este tipo de vertidos no se logran rastrear y no pueden llevar al contaminador, pero podría facilitarlo el hecho de que figure en los sacos el nombre de una empresa que suministra esos plásticos que, habitualmente, a través de su extrusión o moldeo por inyección, son el componente básico con el que se elaboran artículos la vida cotidiana, como las botellas de agua, bolsas y contenedores, aunque también se usan en proyectos de manualidades.
Arceo señala que se trata de un vertido medioambiental que, posiblemente, se debió a una perdida de carga o derrame accidental de algún barco que transporte contenedores, y es necesario retirar con urgencia antes de que vuelvan al mar y acaben ingeridos por la fauna y flora, pues son hidróficos y desprenden un olor fuerte parecido a un combustible, y los peces y resto de la fauna los confunde con huevos y se los comen o bien se filtran con mejillones y ostras, así como las algas y otros organismos. Ante la imposibilidad de contactar de otra manera, pues actualmente se encuentra en Londres, decidió hacer a través de este periódico un llamamiento a las autoridades para sacarlos de allí antes de que causen males mayores, e incluso que se organice una limpieza con algún tipo de malla para filtrar las arenas con mayor concentración de esos microplásticos.