El juicio contra un barbanzano acusado de maltrato continuado y de intento de violación a su expareja y que estaba señalado para las diez menos cuarto de esta mañana en la sección primera de la Audiencia Provincial de A Coruña se ha vuelto a aplazar por cuarta vez.. El proceso ya se había suspendido en tres ocasiones anteriores después de que a mediados de junio de 2022 no se pudo celebrar a causa de un problema médico de un abogado, a finales de octubre del año pasado se debió a la incomparecencia del acusado por enfermedad, y el pasado 8 de febrero como consecuencia de la huelga de los letrados de la Administración de Justicia, antiguos secretarios judiciales, y en esta ocasión se debió a que no pudieron comparecer algunos peritos citados. El nuevo señalamiento de esta vista oral quedó fijado para el día 9 de octubre.
La Fiscalía lo acusa de un delito de maltrato habitual físico y psíquico, otro de coacciones graves, otro de lesiones en el ámbito familiar y un uno más por agresión sexual en grado de tentativa. El procesado fue pareja de la víctima entre 1993 y 2018, una relación que, según el escrito de acusación del Miniterio Público, "se tornó difícil, siendo frecuentes los insultos y menosprecios". Además, puntualiza que el procesado "ejercía control" sobre el teléfono móvil de la víctima y sobre el dinero de que disponía y que, supuestamente, la amenazaba con frecuencia e incluso llegó a agredirla físicamente y a intentar violarla, según recoge la fiscal en su escrito de conclusiones provisionales.
Concretamente, el Ministerio Público solicita para el acusado barbanzano dos años y medio de cárcel por maltrato habitual físico y psíquico, junto a la privación del derecho de tenencia y porte de armas durante cuatro años, con la pérdida de vigencia del permiso o licencia; seis años de prisión por tentativa de agresión sexual; dos años y medio de privación de libertad por coacciones graves, y once meses de cárcel por lesiones y privación de tenencia y porte de armas durante dos años y medio. Además, la Fiscalía demanda para el procesado penas accesorias de prohibición de aproximarse a su ahora excompañera sentimental a una distancia inferior a 200 metros, de acudir a su domicilio u otro lugar frecuentado y de comunicarse con ella de cualquier manera durante un total de 22 años. Y también le pide que la indemnice con 7.000 euros por los perjuicios ocasionados.
La Fiscalía relata en su escrito que el procesado y la denunciante iniciaron una relación sentimental en 1993 y que 12 años después empezaron una convivencia, fruto de la cual nacieron sus dos hijos, que al denunciarse los hechos tenían 10 y 8 años. Añade que la relación entre ambos se tornó difícil desde su inicio, siendo frecuentes insultos y menosprecios del acusado a su pareja, y que “era habitual que ejerciera control sobre sus relaciones personales y familiares”, llegando a impedirlas y provocar el aislamiento social de ella.
Control del teléfono móvil
De igual modo, sostiene en su escrito de acusación que el acusado le limitaba a su entonces pareja el acceso a la economía familiar, no disponiendo de cuenta propia ni tarjeta de crédito, teniendo que pedirle en todo momento dinero a él para satisfacer sus necesidades básicas y las de sus hijos. “También ejercía control sobre su teléfono móvil y mensajes de WhatsApp, llegando el acusado a revisarlo a diario y dar de baja la línea de teléfono de su pareja y que se quedara incomunicada”, sostiene la Fiscalía. Añade que él inflingía habitualmente en ella “terror y miedo”, llegando a tirar su ropa por la casa, profería expresiones para que se fuera de casa, llegando a echarla de ella, permaneciendo en el rellano al no tener a donde ir.
El Ministerio Público considera que los múltiples actos de violencia durante la convivencia se agudizaron a partir de 2018, cuando se puso fin a la relación. En este sentido, refiere un suceso ocurrido el 3 de noviembre de ese año cuando los cuatro miembros de la unidad familiar iban en el coche que conducía ella y la pareja discutió y él le dijo que lo parase y se bajase del mismo, pues ella no volvía a casa. Agregó que acto seguido, él cogió el volante y lo giró bruscamente, provocando que el automóvil se saliera de la vía, teniendo ella que frenar bruscamente para evitar la colisión con otros vehículos aparcados. Los hijos empezaron a llorar y ella se apeó del coche que pilotaba y se fue andando a su domicilio.
Deseos libidinosos
Y el Ministerio Público relata en su escrito de acusación que tres días después él la metió en el baño con deseos libidinosos y ante su negativa y los lloros de los hijos la arrojó al suelo, causándole lesiones en un brazo. Al día siguiente, ella interpuso la denuncia y a él se le detuvo, decretando el Juzgado Nº3 de Ribeira una orden de alejamiento en un primer momento, y dos meses y medio después su ingreso en prisión preventiva, que estuvo vigente hasta el 15 de mayo de 2019.