Poco después de la medianoche del viernes al sábado se escuchó un fortísimo ruido en el barrio residencial de Abesadas y su entorno que despertó o alertó a muchos vecinos, principalmente de la Rúa Xosé Ramón Fernández Barreiro, que lo asociaron con el sonido del disparo de un arma de fuego. Una de las vecinas de esa zona dio la voz de alarma al avisar a las fuerzas de seguridad, indicando que ese sonido que parecía el de una detonación procedía del edificio okupa que trae por la calle de la amargura a la zona.
En el lugar se personaron dos coches patrulla de la Policía Local con cuatro agentes y otros tantos vehículos rotulados de la comisaría con dos policías nacionales en cada uno, así como una oficial de la unidad judicial, que acudió en un automóvil camuflado. Debido a que los representantes de las fuerzas de seguridad en la capital barbanzana tienen sospechas fundadas de que uno de los inquilinos ilegales de ese inmueble tiene una pistola, los agentes accedieron al interior del edificio okupa y lo estuvieron inspeccionando para tratar de localizarlo, así como si había algún signo de que ese arma de fuego pudo haberse utilizado. Estuvieron rastreándolo entre varios de ellos por si hubiera alguna víctima y que pudiera estar desangrándose en el suelo, pero no hubo resultado positivo al respecto.
También se dirigieron al piso que supuestamente habita ese individuo del que sospechan que tenga un arma, pero no lo encontraron, y ninguno de los okupas o personas que salía a esa hora de ese bloque de pisos inacabados y que fueron vaciados o saqueados, a los que les preguntaron si habían visto algo o a alguien que pudiera estar detrás de ese ruido de disparos, pero nadie aportó información que permitiera corroborar el contenido del aviso de la alertante. Los policías permanecieron en el lugar hasta la una de la madrugada y pese a que se marcharon del lugar con la convicción de que había ido una falsa alarma, en el vecindario aún existía ayer el convencimiento de que el ruido fue de un disparo y temen que algún día haya que lamentar una desgracia.