La unidad operativa de Ribeira del Servizo de Gardacostas de Galicia, en una actuación conjunta desarrollada con la Policía Local de la capital barbanzana, levantó un acta de denuncia por pesca ilegal a un vecino de Palmeira de mediana edad. Este periódico tuvo conocimiento que en torno a las dos y media de esta tarde de que un particular alertó al referido servicio dependiente de la Consellería do Mar en relación a que acababa de ver como una planeadora llegaba a la playa de A Corna, en la zona perteneciente a la parroquia palmeirense, a la altura de un aparcamiento de tierra, y que de la misma se apeaba una persona vestida con traje de neopreno y que supuestamente llegó a cargar hasta tres capachos con marisco en el maletero de un Volkswagen Passat.
Cuando llegaron al lugar los referidos medios ya no estaba ese hombre en la zona, por lo que los efectivos policiales realizaron las gestiones para lograr averiguar la identidad del propietario de dicho vehículo, y se dirigieron a su domicilio, que está cerca de donde estaba estacionado el coche. Al llamar en su domicilio les respondió su pareja, que les dijo que su marido había ido a comer a Cambados, que no tenía llave para poder abrir el maletero del automóvil y que desconocía lo que le decían de que había guardado capachos con marisco en su coche. De todos modos, les facilitó su teléfono a la Polic´çia Local, cuyos agentes contactaron con él y les negó que tuviera algo en el maletero, más allá de un saco de mejillones.
Pero, tras mantener una conversación con el personal del Servizo de Gardacostas en la que manifestó que había estado buceando, y ante la posibilidad de que le pudiera caer una mayor sanción si moría el marisco, finalmente acabó confesando que tenía tres capachos con nécoras. Les indicó que llegaría en 45 minutos al lugar donde tenía el coche, pero su llegada se retrasó hasta las cinco y veinte de la tarde. Accedió a abrir el maletero y se comprobó que dentro había tres capachos con tres sacos de red que contenían alrededor de 38 kilos de centollas, algunas de las cuales no daban la talla mínima, y un saco con más de seis kilos de nécoras, de las que unos 2,5 kilos estaban ovadas, además de un bogavante muerto.
Según trascendió, este último ejemplar fue donado a un centro benéfico social de la comaca de O Barbanza, mientras que las nécoras se devolvieron al mar en la zona de la playa de A Corna y las centollas por la parte exterior del muelle comercial de Ribeira. Además, ha trascendido que el Volkswagen Passat fue paralizado y trasladado a las dependencias de la Guardia Civil en Boiro, donde quedó a disposición de la autoridad competente a la espera de la adopción de las medidas pertinentes.