La tranquilidad que reinaba a primera hora de la tarde de ayer en el lugar boirense de Cabo de Cruz, concretamente en la carretera general de acceso a ese núcleo de población, se vio alterada por la presencia de una veintena de agentes de los GOES (Grupos Operativos Especiales de Seguridad) que, junto con los conocidos popularmente como Geos (Grupos Especiales de Operaciones), son unidades de élite del Cuperpo Nacional de Policía. Según pudo saber este periódico, esos efectivos policiales se desplazaron hoy desde A Coruña hasta la referida zona de la parroquia boirense de Santa María do Castro.
El objetivo de esa operación no era otro que el de llevar a cabo una redada antidroga, que se concretó en la realización de entradas y registros en, al menos, un par de viviendas, que presuntamente estarían vinculadas con una investigación en materia de tráfico de estupefacientes, concretamente de cocaína, que está siendo dirigida por un juzgado coruñés. Al parecer, la intervención desarrollada en Cabo de Cruz sería una de las ramificaciones de una importante operación contra el narcotráfico en Galicia.
Previamente a la realización de las entradas y registros, a su llegada a la localidad boirense en varios furgones policiales, los integrantes de los GOES se habían concentrado en el entorno del campo de fútbol de Valiño para, desde allí, dirigirse todos juntos a partir de las tres de la tarde hacia las viviendas que finalmente fueron objeto de las referidas inspecciones.
Ese gran despliegue policial, con agentes que portaban armas, cascos y chalecos antibalas y de seguridad, llamó poderosamente la atención de los vecinos y transeúntes, que manifestaron que no daban crédito a lo que estaba ocurriendo al sorprenderse con ese gran despliegue policial. Sin embargo, al difundirse que se trataba de una operación antidroga, empezaron a circular comentarios sobre la venta de estupefacientes en la zona y lo necesario que era erradicar ese tipo de delitos.
En uno de los inmuebles que fueron objeto de esos registros, y que es de planta baja y dos pisos superiores, los policías forzaron la cerradura de la puerta principal que da acceso a la calle y pasaron a su interior. Varios testigos indicaron que también lo hicieron a través de algunas de las ventanas, para lo que echaron mano de unas escaleras que portaban. Según varias de las personas que presenciaron ese despliegue policial, no se debió practicar detención alguna en ese edificio, pues en ese momento no había nadie en el interior del mismo, aunque posteriormente se pudo ver a varios de los inquilinos.
En el otro domicilio registrado parece ser que estaban dentro las personas que lo habitan, pero tampoco se debieron practicar arrestos, según manifestaron algunos testigos. Los registros se prolongaron por espacio de algo más de una hora, pero por ahora no trascendió si en los mismos se intervino droga, efectos relacionados con la misma o, incluso, dinero que pudiera proceder de la venta ilegal de estupefacientes.