Una actuación conjunta de la Policía Local de A Pobra y de la Guardia Civil de Boiro permitió identificar a un sexagenario pobrense del que se sospecha que hacía de “mirón” hacia una joven pareja de Cantabria y País Vasco que se encontraba de acampada en el entorno de la playa de Niñeiriños. Fue poco antes de la una de la madrugada de ayer cuando un hombre y una mujer se encontraban en el interior de una furgoneta camperizada empezaron a detectar que un individuo les estaba merodeando y que incluso llegó a acceder a la misma, pero acabó huyendo en una moto. Ellos manifestaron que se asustaron muchísimo y que decidieron emprender la marcha de allí tan rápido como pudieron, dejándose allí varias de sus pertenencias. Se dirigieron hacia una explanada situada junto el estadio de A Alta, en donde se detuvieron. Señalaron que allí también llegaron a sentir su presencia, y vieron que acabó marchándose en su moto a gran velocidad.
Los agentes también contactaron con el 112 para informar de esos hechos y fueron movilizadas las referidas Guardia Civil y la Policía Local, que se los encontraron en el segundo lugar reseñado. Tras entrevistarse con ellos y tener más detalles e información más concisa sobre lo sucedido, se montó un dispositivo de búsqueda, pero no dio resultado. Una patrulla de la Benemérita acompañó a la pareja afectada hasta Niñeiriños, en donde habían tenido aparcada su furgoneta camper y pudieron recoger lo que se habían dejado en su rápida huida de ese lugar. De camino hacia allí, los agentes del instituto armado vieron una moto escondida y al aproximarse a ella detectaron que estaba caliente debido a un uso reciente de la misma.
Sospechando que pudiera ser la que estaba utilizando el supuesto “mirón”, los agentes de las fuerzas de seguridad decidieron cambiar de estrategia y varios de sus efectivos simularon que abandonaban la zona, mientras un componente de cada uno de ellos decidieron esconderse y esperar a que el varón de unos 60 años regresase por su vehículo de dos ruedas, algo que hizo aproximadamente media hora después y, al verlo salir de donde estaba agazapado, lo interceptaron y procedieron a identificarlo y a interrogarle sobre lo que estaba haciendo allí. Sus respuestas le sonaron a los agentes a “disculpas” sin mucho razonamiento, como que “andaba ás nécoras”, algo que no les cuadraba con su vestimenta de pantalón y camisa que llevaba y, finalmente, dejé entrever que estaba espiando a los campistas.