La ‘madriñas’ republicanas, la humanidad hecha persona para los presos

En Arousa existían campos de concentración en los ayuntamientos de Rianxo y A Pobra do Caramiñal
La ‘madriñas’ republicanas, la humanidad hecha persona para los presos
El alcalde de Rianxo y la diputada provincial junto a Dolores Rodríguez Sende en el acto | CEDIDA

Dignificar la memoria de todas aquellas personas que lucharon por la defensa de los principios democráticos durante la Guerra Civil y la dictadura franquista, además de poner sobre el mapa aquellos lugares vinculados a estos episodios son los ejes sobre los que se vertebran las distintas iniciativas impulsadas desde las Administraciones públicas y colectivos sociales en materia de memoria histórica. Porque, como se suele decir, ‘’el pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla’’.


El concepto de campos de concentración resulta para muchos algo relativamente lejano en el plano temporal y espacial, reduciéndolo a la Alemania nazi en los años 40. Pero, lo cierto es que también hubo centros de reclusión en la comarca  de O Barbanza como consecuencia de la Guerra Civil Española. En ‘’Cautivos. Campos de concentración en la España franquista’’, el historiador Javier Rodrigo sitúa Rianxo y A Pobra do Caramiñal como dos localidades donde hubo cárcel para republicanos, tanto soldados como civiles. El de Rianxo estuvo operativo entre 1937 y 1939, mientras que en A Pobra estuvo el de O Pozo, en activo durante 1939, si bien no se descarta la existencia de otro en el entorno de Os Areos.


La elección de estos lugares por el ejército franquista respondía, principalmente, al criterio de infraestructuras y ubicación, pues aprovechaban antiguas naves conserveras a orillas de la ría de Arousa, con la posibilidad de transporte por vía marítima y terrestre. Según los datos de la época, con la toma de Santander el 26 de agosto de 1937 y la caída en Asturias de la resistencia republicana en el norte en octubre de ese mismo año, hubo un significativo número de prisioneros. Los apresados en el mar fueron distribuidos entre Figueras y Ribadeo, además de Camposancos y la base naval de Ferrol. Días después, los que estaban en este último, fueron trasladados hasta A Coruña para, luego, repartirlos entre  Rianxo, Cedeira y Muros.

 

Muchos asturianos en Rianxo
El 14 de noviembre de 1937, el vapor Alfonso Senra fondeó en la ensenada de Rianxo con 1.047 prisioneros del frente de Asturias para ser conducidos al campo de concentración instalados en la que fuera conservera de los Goday, tal y como indica el escritor Xesús Santos en la publicación ‘’Campos de concentración de prisioneros republicanos de Muros, A Pobra e Rianxo’’.


Así los recuerda también Dolores Rodríguez Sende, la última ‘madriña’ republicana de la zona. A sus 97 años tiene una memoria envidiable de la que no se escapa ni un solo detalle. Su madre y una vecina de Asados empezaron una labor humanitaria que después ella misma siguió junto a otras muchas mujeres del municipio. La ayuda se centraba en lavar la ropa de los presos, desparasitarla, y llevarles alimentos como fruta y, cuando había posibilidades económicas y estaba garantizado el subministro de comestibles, también bocadillos. Y los primeros en recibir esta asistencia fueron dos primos de origen asturiano.


Con tan solo 10 años ella también empezó a brindarles este apoyo. En la taberna con tienda de ultramarinos que regentaba su familia, cogía algunos de los víveres que, posteriormente, llevaba desde su aldea hasta el centro de reclusión de republicanos. También recogía fruta que les servía de sustento y lavaba sus prendas en las que proliferaban los piojos dada la situación de insalubridad. Ni siquiera había camas y se podían considerar ‘’afortunados’’ de poder dormir sobre algo mullido como paja. Eran muchos hombres allí hacinados, pero también muchas mujeres que, a pesar del miedo palpable en toda una sociedad, apostaron por que imperase la solidaridad, la humanidad. En definitiva, a pesar de todo, que no se ultrajase más la dignidad. Todas ellas lo hacían por caridad y, en algunos casos, también eran por ideales, por valores.

 

Campo de concentracion Rianxo
Soldados y autoridades penitenciarias en el campo de Rianxo en 1938  | CRMHB

 

Labor humanitaria incalculable
Dolores es la última ‘madriña’ que queda viva de la época, un testigo directo de la crudeza de aquellos tiempos, pero también de esos atisbos de luz entre tanta oscuridad. Como ella misma dice, ‘’na miña casa eran todos de esquerdas, menos meu avó’’. Pero en la familia no había mayores discordancias. De hecho, el Partido Galeguista se reunía en la taberna que atendían su abuela y su madre. ‘’Eu recordó cando gañou a esquerda e deron o mitin no cruceiro’’. Y, justo allí, en las inmediaciones de la casa y negocio familiar, el mismo Castelao y Alexandre Bóveda, junto a otros intelectuales y políticos, se dirigieron a los vecinos.


A pesar de su corta edad, ella no era ajena a la política y, con sus dos hermanos mayores, se turnaban para escuchar lo que hablaban en la cocina sus padres junto a otros simpatizantes del Partido Galeguista. Uno de los hermanos atendía la taberna, otro permanecía cerca escuchando la conversación y un tercero se aseguraba de que lo que se hablase no trascendiese a la vía pública. Y así iban rotando sus funciones. ‘’Papá pensaba que nós non nos enterábamos de nada ou de case nada, pero si’’. De hecho, al saber por estas tertulias de bombardeos en otros puntos de España, cada vez que escuchaban un avión sobrevolando Rianxo, escapaban corriendo para dentro de casa invadidos por el miedo y, aunque reconoce que de poco serviría de producirse un suceso de esas características, buscaban refugio en lo que para ellos era sinónimo de seguridad.


Y así pasaron los años hasta que, el 26 de diciembre de 1952, emprendió rumbo a la emigración en Argentina, país al que llegó a mediados de enero de 1953. Tenía 25 años y mucha madurez y vivencias. Allí se casó con un vecino de Taragoña y tuvieron dos hijos. Regresó a su localidad natal en la pandemia y en este mes de abril se les rindió un homenaje a todas esas mujeres personificadas en Dolores.

 

Un panel en A Pobra
Otra zona de la comarca de la que está probada la existencia de un campo de concentración es en los terrenos de O Pozo, en el lugar de A Lomba, que, como señala Xesús Santos en su libro, estaba en la fábrica de conservas que edificara, alrededor de 1906, Emilio Montenegro y Ferrer. Tampoco de descarta la posibilidad de que existiese otro en pleno núcleo urbano, en Os Areos, como prolongación del primero o independiente, en otra nave conservera. Echando mano del archivo municipal, Santos extrae del ‘’Libro de Correspondencia’’ de 1939 una comunicación enviada desde la Alcaldía, el 15 de abril de 1939, al jefe de la Oficina de Información del Servicio Nacional del Turismo, en A Coruña, Emilio Suárez, en la que se escribe que ‘’en la actualidad, en dos magníficas fábricas de conservas de pescados y mariscos, existen Campos de Concentración de prisioneros y evadidos del más variado matiz, lo cual se conocen porque tanto los jefes de sus guarniciones como por estas, están muy bien relacionados con el pueblo y por ello se les conoce perfectamente’’. Pero las fuentes orales y escritas no coinciden plenamente, pues hay testimonios que indican que lo que había en el centro era un cuartel.


Para recordar también a estos prisioneros, la referida entidad en materia de Memoria Histórica, con la colaboración del Concello pobrense, dispuso un panel informativo en las inmediaciones de O Pozo para que no caiga en el olvido na represión que hubo en O Barbanza. De hecho, la Administración local pobrense homenajeará a Manuel Hermo Vidal, quien fue alcalde en funciones en el momento en el que estalló la Guerra Civil. Lo harán con la colocación de su retrato en el salón de plenos junto a las fotografías de gran parte de los regidores del municipio en su historia reciente. El acto será en 16 de abril, a las 20.00 horas, en el propio consistorio. Otra de las figuras a las que cada año ensalza el Concello en formato de ciclo cultural es al periodista y escritor local Victoriano García Martí, quien también estuvo encarcelado.

 


 
Uno de los presos de O Pozo fue Manuel García Hornos, conocido como Manolo ‘O Catalán’, nacido en Granada en 1912, quien emigró de niño a Cataluña, onde residió hasta que lo llevaron cautivo hasta A Pobra. Finalmente consiguió la libertad, se casó y el matrimonio vivió en la localidad, donde ejerció como contable en la fábrica de conservas Colomer hasta su jubilación. Además, tuvo implicación en la vida cultural y social. Pero hubo otros muchos hombres cuyo destino se vio truncado por completo, sin posibilidad de rehacer su vida o, en el peor de los casos, sin poder seguir con vida. Por eso, las ‘madriñas’ fueron tan importantes para estos reclusos. Eran personas con un pasado, un presente y, esperaban, un futuro. La ayuda de estas mujeres no se limitaba a proporcionar comida o ropa limpia. Eran acciones en un ejercicio de humanidad. Y ahora se llevan a cabo iniciativas como las ya mencionadas para preservar su legado, para seguir trabajando por la justicia, la reparación y la memoria.

 

Campo de concentracion A Pobra
Naves destinadas a centro de reclusión en O Pozo | MUSEO VALLE-INCLÁN A POBRA

 

Dolores Rodríguez Sende fue la homenajeada en Rianxo por su labor

En este mes de abril se les rindió un homenaje a todas esas mujeres que brindaron ayuda a los recluídos en el campo de concentración de Rianxo. Y todas ellas estuvieron personificadas en Dolores Rodríguez Sende, la última ‘madriña’ republicaba de la zona. El acto estuvo organizado por la Comisión pola Recuperación da Memoria Histórica da Barbanza y el área de Dereitos Civís de la Deputación da Coruña, con la colaboración del Concello rianxeiro y otros colectivos. Un busto obra del escultor Ricardo Dávila preside ahora la parcela que antiguamente sirvió de centro de represión. Después, la jornada se trasladó al auditorio, donde se celebró una conferencia y mesa redonda sobre el papel que representaron las mujeres durante la Guerra Civil, el franquismo y la transición. En esta mesa participaron las investigadoras Aurora Marco, Montse Fajardo y María Fernández, expertas en memoria histórica y en la lucha de las mujeres durante la dictadura. Tampoco faltó la música con Bernal Muíños y Barahúnda.

 

 

 

 

La ‘madriñas’ republicanas, la humanidad hecha persona para los presos

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