Los investigadores del Cuerpo Nacional de Policía y los inspectores del Servicio de Vigilancia Aduanera confían en que el GPS y la radio de la narcolancha que apareció varada el miércoles en la playa de O Vilar, cerca de A Graña y Couso, ofrezcan datos e información relevantes sobre las mismas. Concretamente, se refieren al punto de partida y de destino, en caso de que se registrase este último, y también saber lo que sucedió tanto a ella como a la que apareció varada en el arenal de Espiñeirido para que saliera mal lo que querían hacer, que se sospecha que era acudir a un barco nodriza a recoger gran cantidad de droga para luego descargarla, algo que no se llegó a producir.
Consideran que al no ser retirados esos aparatos electrónicos, sabiendo que puedan proporcionar información a los investigadores, y que no le hubieran prendido fuego al abandonarlas, pese a que iban cargadas de gasolina en los depósitos y bidones, les hace pensar a los agentes en la hipótesis de que sus tripulantes se vieron obligados a escapar sin tiempo para hacer nada de eso.
Después de que a las seis de la madrugada de ayer se retomasen, con la colaboración de la empresa Andrés de Frións y de Rubén Lijó, exrescatador de Gardacostas de Galicia, las labores para sacar la narcolancha de unos 12 metros de eslora de la playa de O Vilar, fue poco antes de las tres menos cuarto cuando, se aprovechó la subida de la marea para reflotarla, después de ser arrastrada a la orilla y colocada en la posición adecuada para que el mar hiciera el resto del trabajo. Como esa embarcación está operativa, una vez que se reparó un manguito de dirección de los tres motores de 300 caballos cada uno, pudo navegar por si sola, sin que la remolcase la patrulllera de Aduanas. Esta última la acompañó primero al muelle de Aguiño, donde se depositó el material usado en las maniobras para sacarla de la arena, y luego siguió hasta las instalaciones de dicho servicio perteneciente a la Agencia Tributaria.
Por su parte, la narcolancha varada en la playa de Espiñeirido, de 9 metros de eslora y con dos motores de igual potencia que la otra, fue retirada por una retroexcavadora de cadenas de Andrés de Frións, después de que se trasvasaron a unos tanques de gran tamaño la mitad del millar de litros de gasolina que contenía en sus depósitos, de los que también se sacaron otros 1.000 litros de agua y, de ese modo, aligerarla de peso para izarla y llevarla hasta el camión que la transportó hasta la comisaría de Ribeira, en donde quedó en depósito judicial. Respecto a una posible tercera lancha que las acompañase, trascendió que en la madrugada del miércoles varios vecinos de las zonas de Corcubión y Camariñas escucharon ruidos de potentes motores de una embarcación, pero se desconoce su paradero.