Desde que el pasado 12 de noviembre tuvo lugar el desalojo judicial del edificio okupa de la Rúa Xosé Ramón Fernández Barreiro, en el céntrico barrio residencial ribeirense de Abesadas había mucha preocupación por el destino que tendrían esos inquilinos ilegales. En unas horas ya se les empezó a ver como entraron en un inmueble ya ocupado de la Avenida Romero Ortiz, en una vivienda deshabitada de la Rúa Cristóbal Colón, en una casa del lugar de Martín e incluso algunos fueron acogidos en un piso de un edificio de la Rúa Alcalde Fernández Bermúdez. También surgieron comentarios en relación a que se habían instalado al fondo del pasillo central de un grupo de chabolas que Portos de Galicia otorgó en régimen de concesión a la Cofradía de Pescadores de Ribeira y de las que hacen uso varios de sus miembros.
Son estos últimos los que en los últimos días, hartos de tener que soportar esa situación, confirmaron que varios okupas se habían metido allí, concretamente al final del referido corredor que da acceso a las diferentes chabolas situadas a ambos lados. Señalaron que allí instalaron un colchón con mantas y demás ropa de cama y que incluso llegaron a meter maletas y cajas con prendas de vestir. Las primeras quejas no se hicieron esperar y, después de un par de días, intervinieron los componentes de la Policía Portuaria. Previamente, contactaron con la comisaría ribeirense para ver la posibilidad de actuar ante esa situación. La Policía Nacional accedió a ese lugar pero no había ninguna persona, pero si que encontraron los efectos mencionados para que alguien pudiera pernoctar allí. Fue entonces cuando se sacó todo de allí y luego se lo llevó un camión de recogida de basura.
Sin embargo, los okupas regresaron al referido pasillo y muchos se temen que lo hayan hecho para quedarse, pues comprueban como pasan los días y nadie ha vuelto a intervenir. Tal es así que una gran preocupación se ha instaurado en ellos pues señalan que, pese a que no han ocupado ni han entrado todavía en las chabolas, temen que puedan hacerlo y llevarse cualquier objeto de mayor o menor valor que puedan tener guardado en esos pequeños departamentos. Por ello, reclaman que alguien intervenga para evitar males mayores a la referida ocupación de esa parte del pasillo. Algunos usuarios de esas chabolas apuntaron que el problema de que accedan a ese sitio se debe a que la persiana que hay en la zona de entrada de esa nave está permanentemente abierta, con lo que pude entrar cualquiera, pero también apuntan que la gente que trabaja allí entra y sale continuamente y que, con el sistema que tienen, no resulta fácil para abrirla y cerrarla de manera repetida.