El aguiñense Álex Millet, de 24 años, tuvo ayer la valentía de hacer público el testimonio sobre sus vivencias y dificultades que padeció por su condición sexual, y que, después de muchos sufrimientos, reconoció que “ao final tiveron un final feliz”, al obtener el reconocimiento de sus familiares más próximos. Él fue el elegido para dar el pregón con el que conmemorar en Ribeira el Día del Orgullo en un acto institucional en el salón noble del Consistorio local. Le había dado paso la concejala Mariola Sampedro, que destacó que el objetivo que se persigue con este evento es visibilizar la diversidad sexual y sensibilizar a la ciudadanía sobre los derechos del colectivo LGTBI.
Tras superar lo que supone contar por primera vez en público su experiencia en primera persona, Millet relató con profusión de detalles las “etapas complicadas” por las que pasó. Empezó diciendo que en 2004 bailaba con zapatos de tazón, abanico y con manta de sofá por bata de cola la canción que decía “Antes muerta que sencilla” y refirió su “inmensa” devoción por Rocío Jurado con 9 años, pero que no fue hasta la adolescencia -11 años- cuando se dio cuenta de que “era diferente”, y que lo que para parte de su familia era “un amigo”, para él era “o meu mozo”, tal y como le dijo un día a su abuela, cuya respuesta le sorprendió gratamente: “Fas ben meu filliño, fas ben”. Luego llegaron discusiones familiares, malas notas, pérdida de peso -15 kilos en un mes-, ansiedad, tardes llorando al pie de la chimenea de su tía Pili, usar a amigas como encubridoras para quedar con chicos..., hasta que la ayuda profesional de una psicóloga le hizo entender que el problema no estaba en él. “Comezou diante do malo -dijo- a mellor etapa”: la educación de sus padres sobre la base de la normalización de su condición sexual.
Este joven pero ya reconocido músico, compositor, cantautor y director de orquesta, afirmó sentirse orgulloso de sus padres por ser “un exemplo claro de que os pensamentos das persoas evolucionan” y significó también que las vivencias de todos estos años hicieron de él “unha persoa valente e con pensamentos ben firmes”. No obstante, Millet alertó de que en la actualidad sigue sufriendo situaciones en las que se ve agredido verbalmente. “Algo estamos facendo mal como sociedade”, indicó, para seguidamente apelar a denunciar cualquier acto de discriminación. “Coa vosa axuda, non nos sentiremos sós”, declaró.
Valentía
Manuel Ruiz, alcalde en funciones, ensalzó la “valentía” del testimonio de Álex Millet en un día que no se tendría que celebrar si la gente fuera como tiene que ser. “Creo que o mellor que podemos facer polos demais é que podan ser felices e para iso hai que recoñecer á xente como é”, declaró. Acto seguido, tuvo lugar un “faladoiro” en el que Álex Millet, que reconoció que la música era para él una vía de escape, destacó la importancia de la educación para superar los prejuicios que existen en la sociedad sobre el colectivo LGTBI. El portavoz municipal del BNG, Luis Pérez Barral, agradeció a Millet que contase su historia “coa que moitos nos sentimos reflexados”. Insistió en lo fundamenta que es la educación en la casa y la necesidad de que días como el de ayer no sean sólo para visibilizar un problema, sino para que entre todos, incluidos los que no pertenecen al colectivo LGTBI normalicen situaciones cuando dos mujeres o dos hombres están juntos, “pois o amor ten que prevalecer, temos que traballar nos dereitos e loitar días a día”, concluyó.
Acto seguido, representantes de diversas entidades leyeron las estrofas de la canción “Os silenciados”, que forma parte del segundo disco de Álex, “Moi noso”, y que indicó que lo compuso a raíz del asesinato en A Coruña de Samuel Luiz, al que el músico aguiñense conocía de la época en la que estudió en la ciudad herculina. La guinda al acto la puso el propio cantante, acompañado a los coros por Margarita Loureda, con la interpretación de esa misma canción, mientras lucían una camiseta con la bandera del arco iris y el eslogan “Canta polos silenciados”, que también llevaban varios de los asistentes entre el público, entre los que había familiares del propio Álex Millet.