Cerca de 15.000 personas participaron en la mañana de ayer en la procesión votiva de las mortajas en A Pobra do Caramiñal. Fue al remate de una misa celebrada en la iglesia de Santiago do Deán, de cuyo interior partió la imagen de Jesús Nazareno que iba precedido por varios cientos de fieles caminando a ambas márgenes del recorrido, así como de varias formaciones musicales y folclóricas que animaron el desfile, como la banda de gaitas Buxaina de Taragoña, el grupo de danzas Virgen del Carrascal (Cespedosa de Tormes-Salamanca), los grupos de gaitas Xiada y O Son do Pote, y unos metros atrás de la imagen y de las autoridades iba la Banda del Ateneo Musical da Pobra. En los primeros minutos del desfile empezó a llover ligeramente y afloraron los primeros paraguas, pero fue pasajero y el agua no regresó hasta los instantes finales de la parada en A Covecha, donde como es tradición se ofreció una estruendosa traca al Nazareno, mientras se pasaron diferentes objetos por su manto para obtener su protección, y al final de eso el coro Capela Lauda Sion interpretó el “Himno a Jesús Nazareno”. Y chispeó cuando los cofrades ya estaban dando la vuelta para acceder hacia el templo.
En la cabeza de la procesión de las mortajas iban seis ataúdes que desfilaron durante hora y media. El primero de ellas lo ofreció una abuela natural de Os Rosales, pero que vive actualmente en la localidad pobrense, por su nieto de un año al que le diagnosticaron leucemia y después de pasar bastante tiempo en el hospital ya está en su casa del referido municipio pontevedrés. Otro lo portaron unas amigas de una vecina de Palmeira, que ronda la cuarentena y que lleva dos años enferma, “e pedimos a intersección do Nazareno para que lle bote unha man”, dijo una de las oferentes. De la parroquia palmeirense es también Alberto Suárez Pazos, que acudió para rogar por la curación de su hijo de 37 años, que sufre una enfermedad degenerativa y que tiene la columna afectada. Recordó que ya estuvo hace un par de años, pero en esta ocasión lo hace ofreciendo un ataúd.
Una madre de Oroso solicita la ayuda del Nazareno para la curación de su hija de 33 años, motivo por el que ya acudieron en ediciones anteriores, pero por primera vez lo hizo junto a otros familiares portando un féretro “para que, agora que se atopa estable, lle axude definitivamente”. De Negreira acudieron los familiares de dos personas que llevan bastante tiempo enfermas, y después de ofrecerse con otro tipo de acciones, este año lo hacen al Nazareno de A Pobra, como ya hicieron hace 18 años, pero en esta ocasión lo hacen llevando un ataúd. Y de Coristanco acudió una tía de un muchacho que lleva un año enfermo y que recordó que ya acudió otros años por otro motivos e incluso para darle lar gracias por atender sus plegarias, y que ayer volvieron para pedirle por ese familiar y que lo hacen con el ofrecimiento de un féretro.
El amplio dispositivo de seguridad y asistencial desplegado con motivo de la procesión de las mortajas, que contó con el puesto de mando avanzado de la Axencia Galega de Emerxencias, y que estuvo compuesto por 80 personas entre policías locales, guardias civiles, voluntarios de Protección Civil, cuatro ambulancias y cuatro puestos médicos avanzados, dio sus frutos y no hubo que lamentar más incidencias que una caída durante el recorrido y un desmayo al volver a la iglesia.