A mediados de agosto de 2022 salía a la luz que media docena de casas de la aldea pobrense de As Carrouchas carecían de traída de agua y alcantarillado, servicio básicos esenciales por los que reclamaban desde hacía más de seis años. Sorprendía que bien entrado el siglo XXI aún existieran estas carencias y transcurridos trece meses desde entonces la situación persiste, pues siguen sin tener noticias, ni ven obreros o máquinas que se pongan a trabajar para instalar las necesarias tuberías. Ante la falta de saneamiento, para recoger aguas fecales siguen echando mano de pozos negros, que vacían periódicamente con la bomba que les deja un vecino, pero saben es un posible problema de insalubridad.
En cuanto al agua, hay quienes echan mano de los pozos, pero en uno de los residentes, Leoncio Millán, advierte que el suyo se ha ido secando. “Lo que ocurre es que nuestro pozo está al mínimo del mínimo, tenemos que acortar las duchas, la y todos lo fregamos con un hilo de agua para no agotar el pozo, pues de lo contrario nos tendremos que marchar”, declaró este vecino. Recordó que la conexión con la red general de abastecimiento que da servicio a una vecina del entorno pasa a unos 60 metros de su vivienda, pero afirma que “cuando se puso a él no le avisaron, ni hicieron una triste llamada de teléfono, pues de haberlo hecho yo me habría conectado. En este tiempo tuvimos dos reuniones con el entonces alcalde, la última hace 4 años y pese a que se comprometió a que nos pondría el agua, seguimos sin tener nada. Hace un año nos dijeron que estaba aprobado, pero hay que tener voluntad de hacerlo”, afirmó Leoncio Millán.
Millán Montero recuerda que las veces que llamaron al Ayuntamiento para preguntar por el asunto les dijeron que tomaban nota y que ya les avisarían, “pero no nos hacen caso, aunque ignoro cual es la causa de que se nos trate de ese modo discriminatorio e injusto y nos someta a una auténtica sequía. El Concello es el que tiene que ponernos esos servicios en la puerta y las acometidas ya son cosa de cada uno”. La solución por la que sigue optando para disponer de algo de agua es, como hacían sus antepasados, acudir a un regato una vez por semana con una carretilla cargada de cubos para hacer acopio de la misma. También continúa utilizando un tanque de 130 litros que adquirió para hacer acopio de agua e ir echando mano de ella cuando la precisa. Precisó que desde hace varios años la lavadora sólo la pueden poner para sábanas y otras piezas de ropa que no pueden lavar a mano.