La Audiencia de Pontevedra celebrará a partir del próximo lunes el juicio contra la organización acusada de intentar introducir un alijo de cocaína del velero Benirrás en el año 2020, en pleno confinamiento, mediante el empleo de lanchas de alta velocidad. Una operación que salió mal y que dejó una imagen para el recuerdo en plena pandemia, con persecuciones en la ría de Arousa y los narcos tirando fardos por la borda. En total, se sentarán en el banquillo de los acusados un total de nueve personas para las que la Fiscalía pide 18 años de prisión, en el caso del considerado como jefe, y 13 años y seis meses para el resto, como presuntos autores de un delito contra la salud pública. También solicita multas que van desde los 360 a los 330 millones de euros.
El escrito de acusación del Ministerio Público señala que la investigación realizada por el EDOA de Guardia Civil junto a la Udyco de la Policía Nacional permitió “constatar la actividad efectivamente desarrollada por los procesados, integrados en una estructura de relaciones personales y medios materiales dispuestos de modo sostenido para la conclusión de operaciones de alijo de grandes cantidades de cocaína empleando veleros”. Asimsmo, indica que funcionaban con un “esquema piramidal y especializado”.
Sobre el presunto jefe, el conocido vilagarciano Carlos Silla, indica que “sí ha podido determinarse que ha dirigido, sufragado y coordinado las labores guiadas a la disposición de las embarcaciones para el desarrollo de la activiad criminal investigada, desde luego del velero Benirrás”. Serían las necesarias para realizar la descarga de esta embarcación que fue hundida en el entorno de A Guarda una vez que miembros de la organización fueron “advertidos ya de la incautación policial de la droga” en tierra, siempre según la Fiscalía.
Y es que, en base a las pesquisas de las fuerzas antidroga, en marzo de 2020 se montó un dispositivo preventivo combinado con el Servicio de Vigilancia Aduanera con medios aéreos y terrestres para “descubrir la eventual conclusión de una operación como la investigada”. Así las cosas, en la madrugada del 28 se vio a dos embarcaciones con motores fueraborda a gran velocidad en dirección a la ría de Arousa y se inició la persecución. Una de las embarcaciones fue localizada abandonada en San Vicente de O Grove y “escondidos entre la vegetación y con sus ropas empapadas”, a dos de los tres tripulantes. La otra fue localizada frente a la costa de Ribeira, donde los tripulantes “trataban de fondear varios de los fardos”. Luego se pudieron localizar en parte. Al final, esta lancha fue hallada en la desembocadura del río Umia, en Cambados con 72 fardos.
Según la Fiscalía, el cargamento de la droga transportado en el Benirrás ascendía, cuanto menos, a 3.200 kilos de cocaína con un valor en el mercado ilícito que alcanzaría los 127 millones de euros. A partir de ahí se practicaron diferentes registros en domicilios y propiedades que culminaron con la detención del resto de procesados.