Un barco con base en Porto do Son rescató ayer del mar un hueso que podría ser humano. Lo hizo del lugar donde en 2018 naufragó el Sin Querer Dos, el cerquero de Portonovo en cuyo accidente perdieron la vida cuatro tripulantes, uno de ellos todavía hoy desaparecido. Por ello, el hallazgo fortuito de este viernes cobra especial relevancia.
Los hechos se produjeron antes de las once de la mañana de ayer. El barco conocido como “Fuentes” faenaba a unas cuatro millas de Finisterre, en las inmediaciones de la zona conocida como O Profundo, lugar que saltaba a la crónica negra hace poco más de tres años, tras el hundimiento fatal del cerquero arousano.
El “Fuentes”, barco de artes menores que se dedica a especies como la centolla, entre otras, recogía ayer los aparejos, largados a unas 48 brazas de profundidad, unos 80 metros. En ellos rescataron un característico hueso, que el patrón del buque juzga de entrada como parte de una cadera humana. Eso, claro está, a priori, porque no habrá certeza hasta que los análisis confirmen finalmente su naturaleza. Lo explicaba así ayer el patrón de la Cofradía de Porto do Son, Emilio Queiruga: “Pensan que poden ser humanos, pero hai que analizalos, non sabemos se poden ser dalgún animal”.
El hueso está desde ayer ya en custodia y estudio por parte de las autoridades. Un agente de la Guardia Civil de Porto do Son acudió a la Cofradía a recogerlo sobre las cinco de la tarde de ayer. Ahora será sometido a estudios forenses, tanto para determinar si son o no humanos como para, de serlo, tratar de obtener alguna señal genética que permitiese la identificación. Todo ello, de ser técnicamente posible.
El naufragio del Sin Querer Dos conmocionó Cambados al llevarse las vidas de Manuel Serén, Teófilo Rodríguez, Bernardino Padín y Guillermo Casáis, este último, todavía desaparecido en la mar.
La flota de la Cofradía de O Son lleva semanas viviendo situaciones similares, con el hallazgo de otros restos óseos, aunque todos estos ya en la costa de la propia localidad.
Primero, el pasado noviembre, una de sus embarcaciones había sacado del mar una costilla enganchada en un anzuelo de palangre, “algo complicadísimo”, relata el patrón mayor. Tras el análisis de ADN, en enero se conoció que el hueso resultó,. efectivamente, ser humano y correspondía a uno de los dos jóvenes desaparecidos en el accidente de kayak en el verano del 2020 en la ría de Muros-Noia.
Este miércoles, también ya en la costa sonense, otro barco izaba restos de una posible columna vertebral, que se une a un descubrimiento similar la semana pasada por otro barco y que, en ambos casos, están también en investigación por si pudieran ser restos de los desaparecidos en el vuelco del kayak.