El Concello compra para su restauración la última salazón que funcionó en Vilanova

La inversión fue de 30.000 euros y el objetivo es recuperarla a modo de centro de interpretación
El Concello compra para su restauración la última salazón que funcionó en Vilanova
El alcalde y miembros de su gobierno local visitaron el entorno del edificio | Mónica Ferreirós

El Concello de Vilanova ha comprado la última salazón que funcionó en la localidad, en el entorno de los molinos de Currás. Lo hizo con una inversión de 30.000 euros y con el objetivo de restaurarla “lo más fielmente posible” a la industria original, para que este lugar pueda funcionar como una suerte de centro de interpretación o museo. 


El anuncio lo hizo esta semana el alcalde, Gonzalo Durán, en una visita a la zona en compañía de miembros de su ejecutivo.  

 

Sin apenas alteraciones

El primer edil detalló que el local solo se destinó a aquel uso como salazonera. “No se usó para otra cosa” posteriormente; “se cerró como salazón”, por lo que en su interior todavía hay enseres, piezas y demás útiles habituales en este tipo de industrias que florecieron en puntos de la costa gallega en los siglos XVIII y XIX.
La propia costa arousana fue rica en la proliferación de aquellas factorías, impulsadas por empresarios de fuera de Galicia, con especial relevancia de familias catalanas que hicieron negocio gracias a esta forma de conservar el pescado para su traslado y posterior comercialización en el interior peninsular. En muchos casos, las salazones terminaron dando paso a las más modernas técnicas de conserva. 


En el interior del edificio ahora adquirido, detalló Durán, hay todavía “estanques, compartimentos para la salmuera, donde se prensaba y demás. Es pequeña, pero está completa”. Tras el análisis técnico, se planteará el proyecto de restauración, que podría materializarse en unos años. 

El Concello compra para su restauración la última salazón que funcionó en Vilanova

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