La Cofradía de Cambados solo lleva medio año de nuevo mandato y la tensión entre sus dos facciones es cada día mayor; hasta el punto de que el grupo crítico con el patrón mayor ha presentado un procedimiento para cesarlo y cuenta con la mayoría absoluta suficiente para hacerlo, pues las dos mariscadoras independientes también firman la petición, presentada el miércoles. El trámite ya está en marcha; el Cabildo se reunirá el 2 de mayo para comprobar que cumple la normativa, es decir, que esté suscrita por un tercio de los miembros de la Xunta Xeral, que lo está. Luego tiene 10 días para convocarlos y votar en una sesión a la que José Manuel Vilas Charlín podrán asistir con voz, pero sin voto.
El grupo, que se presentó a las elecciones con el otro aspirante a patrón, Francisco Miser, asegura que “non aguantamos máis, isto é ingobernable”. Llevan meses quejándose de su gestión, acusándole de no permitir el debate de sus propuestas en las juntas generales, pero apuntan a la administración de la empresa de la vieira, Porto de Cambados, como “detonante”. Explican que les niegan una auditoría de las cuentas, pues aseguran desconocer su situación y el estado de la demanda judicial interpuesta contra su anterior gerente por un presunto agujero de 75.000 euros. “Só queremos saber o que pasa na empresa e na Confraría”, añaden.
En paralelo, han presentado un recurso de alzada ante la Consellería do Mar, a la que piden que envíe a una “persoa para que de fe e comprobe que se vota” el cese de Vilas Charlín, al que también acusan de “non acudir ás reunións” de interés para los diferentes sectores del Pósito.
El patrón mayor tachó esto de “totalmente falso”, indicando que ha asistido a toda las convocadas por las federaciones, entre otras. Sobre el supuesto freno a sus propuestas, insistió en que piden “irregularidades”, pues son cuestiones del ámbito de decisión del Cabildo donde, cabe recordar, su equipo sí tiene mayoría. Asimismo señaló que han presentado otras que “son inaceptables, como que querían poñer a tres persoas do seu grupo a vixiar aos traballadores da Confraría”.
Vilas siempre ha sido reacio a defenderse en los medios de estas acusaciones, pero ayer atendió a las preguntas de este diario. Así, también explicó que en el caso de Porto de Cambados no quisieron pedir la auditoría, pues estaban esperando una solicitada por la propia empresa en el seno de la causa judicial, con lo cual sería sumar un gasto a los socios que, considera, no le corresponde.
También defiende al abogado de la entidad, al que estos vocales quieren despedir al considerar que le “manipula” y a lo que el patrón replica que lo único que siempre buscó de él era el necesario asesoramiento para alguien que acaba de aterrizar en el cargo. Pero sobre todo destacó que se cumplió la voluntad de estos críticos sobre su asistencia a la reuniones: “Trouxeron ese informe de Mar dicindo que a súa presenza debía contar coa unanimidade dos vogais –aínda que non existe ningunha lei ao respecto–, votouse e saiu que tiña que marchar e marchou. O peor foi a mala educación desta xente”.
En definitiva, el armador les acusa de “entorpecer” su trabajo como parte de una campaña de “desgaste” que empezó “o mesmo día que tomei posesión, porque non aceptaron perder e queren tomar o poder deste modo”, y que tiene detrás “intereses políticos”. Asegura que él ha estado “intentando facer as cousas pola vía da legalidade e penso que o pouco que fixen foi bo, aínda que non puido ser moito porque non nos deixan traballar”.
Salvo sorpresas, la moción está destinada a prosperar, pero Vilas no dimitirá antes: “Non podo abandonar aos socios que confiaron en min” .