José Crespo: “No pienso en retirarme, mientras tenga salud... Además no hay curas, qué sería de mis parroquias”

José Crespo: “No pienso en retirarme, mientras tenga salud... Además no hay curas, qué sería de mis parroquias”
Don José en la iglesia de San Vicente de Oubiña | gonzalo salgado

José Crespo Iglesias, Don José, cumplirá el próximo día 31 la edad de 82 años de los cuales, 50 los ha vivido como párroco de San Vicente de Oubiña. En primavera sus feligreses le rindieron un sentido homenaje simplemente por cómo es: cercano, empático, siempre está ahí, contaban. Llegado de otro San Vicente, el del mar, en O Grove, nunca ha pensado en cambiar de destino y ahora tampoco en la jubilación. Dice que “mientras tenga salud” seguirá al frente de esta y sus otras parroquias, O Sixto y Corvillón. De hecho, en sus 57 años de oficio, prácticamente lo único que le ha apartado de sus feligreses fue el trance del covid que pasó hace unos meses, por fortuna, levemente.


Oubiña fue su primer destino como titular, pero antes fue coadjutor en Rianxo y cuando se preparaba estuvo en Beluso (Bueu), donde hasta dio misas en Ons. Bajo su dirección se organiza la popular romería de Santa Marta, en la que participa desde hace décadas el grupo Os Faíscas, el mismo que sus vecinos le llevaron el día del homenaje junto a otras sorpresas como la presencia del obispo auxiliar y regalos como un libro fotográfico recopilatorio donde muchos plasmaron una dedicatoria. Le llegó al corazón.


¿Oubiña fue un destino elegido?

No y me acuerdo bien de ir un lunes santo a Santiago y el vicario general me dijo nada más entrar en su despacho: tienes que ir a San Vicente de Oubiña. Me quedé sorprendido, reconozco que no sabía dónde estaba, pero me dijo que estaba cerca de mi casa y luego comprendí la urgencia: el párroco estaba muy enfermo. De hecho, llegué un 14 de abril y lo enterré al domingo siguiente.


¿Por qué aceptó?

Me gustó, además mis padres vivían conmigo y también querían acercarse a su tierra.


¿Nunca quiso trasladarse a su parroquia natal?

No, siempre he estado a gusto. José Álvarez Cabeza, con el que estudié y fue mi guía en llamada de la vocación, me decía que podía acabar destinado en casa, pero la verdad es que no me apetecía, como dice el refrán, ‘nadie es profeta en su tierra, aunque quiero mucho a mi parroquia. De hecho vivo allí, pero vengo prácticamente todos los días porque el sacerdote debe estar en la parroquia para el que lo necesite. En el mismo día visito las tres.


Llegar y tener que enterrar a su antecesor parece un comienzo difícil y habrá vivido otros momentos duros, pero también felices.

Recuerdo que al poco tiempo, en 1974, tuve una docena de entierros y pensé, a este ritmo me quedo sin feligreses. Pero también tengo muy buenos recuerdos. Aquí nunca tuve problemas y cuando llegué empecé a hacer excursiones. Recuerdo la primera a Lourdes, llenamos el autobús, la gente tenía muchas ganas de salir. Una persona mayor en aquel tiempo no es como ahora, que tiene más opciones. He estado en momentos felices y difíciles; la muerte siempre lo es y lo importante es estar al lado de las familias, consolarlas, porque nunca puedes remediar su tristeza y menos cuando son circunstancias trágicas, es más difícil de explicar porque uno siente lo que siente y por mucho que le digas... Con esto hay que tener cuidado, empatía y sensibilidad.


¿Qué ha hecho para que le quieran tanto?

Pues no lo sé (ríe). Siempre he procurado llevarme bien con todos y para mí, todos son feligreses y los llevo en el corazón. Siempre hay diferencias porque cada uno pensamos de manera diferente, pero, como ‘di o refrán: falando enténdese a xente’, y nosotros somos pastores, tenemos que acoger a todos y procurar que todos vengan al rebaño. La labor principal del sacerdote es esa, comprender, querer y respetar a la gente.


La suya es una dedicación plena a sus parroquias, con atenciones diarias, pero tendrá alguna afición.

Como están muy cerquita me da tiempo a visitarlas casi a diario y también las misas de los domingos, que celebramos con una hora de diferencia entre cada una...


Irá con la sotana ya en el coche.

(Ríe) No, me da tiempo a cambiarme y no me gusta ir vestido en el coche. Y en cuanto a aficiones, me gusta el fútbol. Mi padre era del Celta y del Madrid y nos inculcó eso. De hecho, antes de ir a Rianxo: ‘Pensaba, por favor, que a donde vaya no haya misa el domingo por la tarde’, pero no hubo suerte (sonríe).


¿No piensa en la jubilación?

A los 75 podemos, pero mientras tenga salud, lo hago gustosamente, además no hay curas y qué sería de mis parroquias... Son tres que podrían quedar desatendidas. Antes para pedir una... Mi madriña. Y ahora casi te dan la que quieres.

José Crespo: “No pienso en retirarme, mientras tenga salud... Además no hay curas, qué sería de mis parroquias”

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