Galicia, y más las localidades de costa de la comunidad, como es O Salnés, es una zona en la que el seguro de decesos está muy arraigado. Las diferentes funerarias de la comarca indican que lo habitual es que los servicios que realizan siempre estén amparados por un seguro de decesos. “La gran mayoría de las personas cuentan con seguro”, señala Laura Filgueira, responsable de Filgueira Servicios Funerarios.
Este producto, indican tanto en las funerarias como en las diferentes agencias de seguros, ayuda a llevar a cabo los trámites relacionados con la muerte de un fallecido de una manera más sencilla, “sin tener que preocuparte casi de nada”, cuenta Alesandra Castro, supervisora de Pompas Fúnebres Europeas de Vilagarcía.
Este tipo de seguros, que están diseñados para cubrir tanto las necesidades futuras de una persona como para la tranquilidad de sus familiares, cada vez son más personalizables. “No todo el mundo tiene las mismas necesidades, mientras unos quieren incinerarse y que se esparzan sus cenizas en el mar, otros quieren enterrarse en un nicho en el cementerio y también hay gente que quiere que sus familiares amigos celebren una fiesta para despedirles”, cuenta Eduardo Martínez, gerente de la Fe Seguros.
Es por ello que, actualmente, la mayor parte de las agencias de seguros lo que ofrecen es un capital por cada póliza - la media ronda los 4.000 euros - y, con esa cantidad las personas escogen qué es lo que quieren para despedir a su ser querido.
El pago medio mensual de este tipo de seguros es de 24 euros, cuota con la que se ampara, normalmente, a una familia de cuatro medios. Estas pólizas se suelen trasladar de padres a hijos aunque, tal y como comenta Martínez, hay un momento, clave a la hora de continuar con esta póliza o no.
Jóvenes reticentes
De esta manera, señala que hay una franja de edad que comienza cuando el joven se independiza y que puede ser desde los 25 hasta los 40 años, en los que, si sus padres dejan de pagar el seguro, ellos son reticentes a continuar con las cuotas.
“Esto cambia en el momento que esa persona pasa a formar una familia”, indica Martínez. Y continúa: “En ese momento las prioridades cambian y, por lo tanto, vuelven a contratar el seguro”.