La votación para el convenio de la EDAR evidencia la distancia entre los socios del bipartito de A Illa

Arosa reprochó "demagoxia" a Suárez y este lo comparó con un "pequeno ditador" por interrumpirlo en el uso de la palabra
La votación para el convenio de la EDAR evidencia la distancia entre los socios del bipartito de A Illa
El grupo nacionalista, durante el Pleno de ayer | Gonzalo Salgado

El Pleno de A Illa de ayer aprobó por unanimidad el convenio que el Concello debe firmar con Acuaes para sacar adelante la nueva estación depuradora de aguas residuales (EDAR), por unos 8,5 millones de euros. Sin embargo, el documento y sus condiciones fueron incluso más criticadas por el BNG, socio del bipartito, que por la oposición del PP y Matías Cañón. A lo largo de la sesión, además, el Bloque mostró su distanciamiento en varias ocasiones con el PSOE, revelando un deterioro de la relación entre los dos socios. 
 

Llegó a haber un ataque directo cuando el portavoz nacionalista habló de los “dous millóns de débeda” del Concello y criticó gastos como el del PMUS, impulsado en el mandato pasado, calificándolo de “pintura verde” en la carretera. El alcalde, Luis Arosa, le reprochó la “demagoxia” y Suárez, a su vez, le censuró la interrupción: “Non pode actuar como un pequeno ditador”, espetó por dos veces. 


El BNG terminó votando a favor del convenio “por responsabilidade”, pero se deshizo en críticas a sus condiciones. Coincidió con los conservadores cuando calificaron de “castillos no aire” uno de los anuncios del regidor: Que el 20 % que le corresponde abonar al Concello en esta operación en favor del saneamiento se podrían conseguir gracias al pago de “1,7 millóns” que la concesionaria del agua realizará al Concello por una prórroga del contrato de gestión, de veinte años. Arosa concedió que la negociación está apalabrada pero no firmada, lo que levantó críticas en ambas bancadas. 

 

El texto del convenio separa a los socios

El alcalde insistió en la viabilidad del acuerdo y la obtención de la financiación: “Podedes estar tranquilos”. Es más, indicó que si la negociación de la prórroga fracasa, los fondos para cubrir la parte del Concello llegarían a través de la adjudicación del nuevo contrato de abastecimiento. 


Al BNG no le convencieron los argumentos, ya que afea que, de una forma u otra, esos fondos municipales no puedan destinarse a otras necesidades. Así pues, lamentó que otras administraciones no aporten más dinero, bien sea el Estado, la Xunta o la Diputación, defendiendo que es esta última la competente en materia de saneamiento en municipios de menos de 20.000 habitantes. 


Arosa todavía dio dos datos: Que Augas de Galicia aportaría posteriormente algo más de un millón de euros para la mejora de las redes de saneamiento y que su gestión ante el Ministerio consiguió que, lo que en principio iba a ser una financiación “50 % Estado, 50 % Concello” fuese finalmente de un 80 % (con fondos Next Generatio) y 20 % para la entidad local.


Suárez vio la botella medio vacía aquí, lamentando que el convenio propuesto imputa al Concello cualquier sobrecoste en la ejecución del proyecto, lo que podría ocasionar más gastos importantes al Ayuntamiento. También criticó que, pese a que el proyecto de interés estatal incluye en su enunciado no solo el concepto de nueva EDAR sino el de mejora del saneamiento, no hay nada en este último epígrafe más allá de las conexiones a la futura planta. 


La evidente fricción entre socios la subrayó el portavoz popular, Miguel Pérez, cuando sentenció que “a veces parece que o BNG tamén é oposición. E o certo é que tamén goberna”. Respondió Suárez al envite: “Estamos para gobernar, pero se as cousas non se nos poñen fácil... Así están as cousas, á xente hai que dicirlle a verdade”.

 

Doble unanimidad contra Altri

El Pleno votó también dos mociones en oposición a Altri, una conjunta y otra del BNG. Ambas fueron aprobadas por unanimidad, aunque los demás grupos reprocharon al Bloque “afán de protagonismo” por reiterar la petición bajo sus exclusivas siglas. El primer texto fue defendido por el patrón mayor, Juan José Rial Millán, que aseguró que la instalación de la pastera en Palas de Rei supondría perjuicios medioambientales y al marisqueo en Arousa. 

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