Muchas veces me hice autocrítica en privado, pero no creí necesario flagelarme públicamente como hacen algunos con piel de cordero para engañar una vez más. Cuando uno hace algo bueno, es legítimo que esté orgulloso de ello. Lo mismo que uno se cabrea cuando le sale algo mal.
Todas estas situaciones se dan en la vida privada sin mucha transcendencia, pero cuando se trata de un cargo político, el conflicto aumenta por falta de formación cívica de muchos políticos para hacer una valoración del beneficio, o perjuicio al interés general, que es ni más ni menos, la defensa de los intereses de todos, cosa que no aceptan los ilegítimos intereses particulares. Así ocurre hoy, donde cada dirigente de partido idea un relato contrario a la verdad contra el adversario olvidándose del deber de gestionar bien para todos, y aún así, no todos lo van entender.
Puede que muchos no crean lo que voy a decir, pero eso no me va a quitar la satisfacción y el interés que tomamos por convertir una aldea (Boiro) en una de las ciudades mejor planificadas y urbanizadas en los 9 años del gobierno que presidí. Luego quedó en foto fija desde 1995 con el relevo de gobierno. ¿Cómo se consiguió esto? Llevando los mejores valores de la sociedad a la política.
Al ejercer de alcalde de Boiro pude comprobar que cuando un gobierno conecta y acepta la sugerencia de la ciudadanía sensata que siente interés por su pueblo, este crece con nuevos servicios. Cuando algún periodista me preguntó cómo hemos conseguido transformar Boiro, contesté que yo solo era un catalizador de ideas de los demás. Si me gustaban ponía todos los medios en mis manos para llevarlas a cabo. Cuando un gobierno gestiona honestamente y emplea bien los impuestos, los pueblos crecen. Pero cuando se hacen y deshacen obras y se construyen otras para dejarlas abandonadas, y hay corrupción es cuando se empobrece la ciudadanía y el pueblo para de progresar. Pero también cuando aparecen unos elementos con intereses propios y espurios para conseguir el poder, todo ese progreso y armonización cívica se viene abajo. Eso también pasa en democracia porque las malas artes en manos de poderes económicos también se cargan al mejor gobierno, aunque sea eficaz y honesto, porque ponen de su lado a la opinión pública con los bulos en los medios de comunicación de su propiedad, y otros al servicio del que mejor pague . Así se viene a confirmar que la democracia y el derecho está en manos del poder económico, no de los gobiernos democráticos, cuando en muchos casos son gobiernos puestos por los mismos, que vienen a ser el círculo vicioso del poder económico. Y en caso de que algún gobierno quiera hacer transformaciones sociales en beneficio de todos, ahí aparecerán los de siempre para impedirlo.
Esto se evitaría si los votantes no se dejarán manipular por los bulos de los poderosos en medio haciendo pasar bulos por la verdad revelada. La verdadera libertar está en no dejarse manipular y dar el voto a quien lo merece. Los ciudadanos no pueden saber lo que pasa en las alturas, pero sí podemos saber lo que pasa en nuestro ayuntamiento. Es obligación del buen ciudadano/a.
Las democracias occidentales están en retroceso desde las políticas keynesianas que se dejaron de aplicar y la caída de la social democracia que gobernó años atrás Europa con acierto. Por eso subieron los extremos. Las democracias están sometidas al Consenso de Washington, que es EEUU.