Un lugar sombrío para gente soleada

Qué curioso el viaje que hacen las palabras, como si tuvieran recorrido propio en un itinerario impredecible. A horas de celebrar la noite meiga de San Xoán, el día sigue a la espera de abrirse en este junio tan gris. No hay previsión posible que reste emoción a esta tradición milenaria que recibe con alegría al solsticio de verano. A veces somos un lugar sombrío de gente soleada.


Supe el otro día que había sido Somerset Maugham, autor de Al filo de la navaja, Servidumbre humana y El velo pintado, quien definió como Un lugar soleado para gente sombría a la Riviera Francesa. Fue en su época de agente secreto del espionaje británico, durante la Primera Guerra Mundial. Casi un siglo después, Mariana Enríquez hizo acopio de esa descripción para titular una recopilación de cuentos: Un lugar soleado para gente sombría.


Con el libro de la popularísima escritora y periodista argentina, entendiendo que el dolor y nuestros miedos son un fuerte combustible de creación artística, finalicé una fantástica temporada de lectura colectiva. De otra manera no habríamos llegado a ella, pues somos legión los que tenemos miedo de tener miedo. 


Fuimos valientes y seguimos su pista: ya es hora de volver también a los lugares que duelen. De partida ya sabíamos que la ganadora del Premio Herralde de Novela en 2019 por Nuestra parte de noche siempre posa su mirada en todo lo que se destruye. Verán, todo en su ficción se pudre, se corrompe. Se daña. Viene a contarnos que lo más terrible e inimaginable tiene cabida en una vida, en cualquier vida. Enríquez es una cuentista magistral que lleva en su memoria narrativa a Cortázar, a Borges, a Silvina Ocampo, pero que a mí me recuerda mucho al particular mundo literario de Howard Philip Lovecraft, porque, al igual que el maestro del horror, nos lleva a sentarnos frente a frente con nuestros miedos. ¿No está lo más terrible en lo cotidiano? ¿No son monstruosas las acciones del ser humano?


En esta columna, que es una muestra de admiración por el exquisito trabajo de Mariana Enríquez, yo quería solo contarles cuánta luz puede desprender su narrativa oscura. Que esa prosa tan cruda como precisa, tan sofistica como culta, nos hable de la capacidad que tenemos las personas para destruir y destruirnos, para demoler territorios ajenos y fronteras interiores. 


Feliz San Juan. Les dejo esta cita de Lydia Davis, abre uno de los doce cuentos escalofriantes de Mariana Enríquez: «Ahora es tiempo de que ustedes vuelvan. Ya se fueron suficiente tiempo».

Un lugar sombrío para gente soleada

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