¡Vamos a tocar el salchichón!

Era una escena clásica del circo: el clown, con su rostro blanco y el llamativo traje de lentejuelas, anunciaba con voz amable: “A continuación, distinguido público, vamos a tocar el saxofón”. Y el augusto, con su narizota roja, repetía, con entusiasmo desmedido: “¡Eso, eso! Vamos a tocar el salchichón!”. El evidente disgusto del clown intentaba acallar las risas, repitiendo que se refería al saxofón que llevaba en la mano, pero el augusto volvía a decir “salchichón”, y arrancaba más risas.


Esta escena, tantas veces repetida en el circo, se representa todos los días a cargo del ejército de clowns de Moncloa, que aparecen con la cara pintada de blanco, diciendo que el acuerdo inconstitucional y discriminatorio se trata de una financiación singular, que beneficiará mucho a los sorianos y a los turolenses, pero enseguida aparecen los augustos de la narizota roja y el traje estrafalario de ERC, diciendo que es un concierto económico, o sea, el salchichón que convertirá a los sorianos, andaluces, y tantos otros, en ciudadanos que pagarán más y recibirán menos, para que Salvador Illa pueda comerse el salchichón de la presidencia de la Generalitat, en rodajas de concesiones.


Podría parecer que los de ERC son tontos. Bueno, el nacionalismo nunca lo abanderaron, los Einstein, Mahler, Cioran, Picasso, Lorca o Pasteur del momento, sino apasionados políticos mediocres que, ahora mismo, no se juegan la vida, sino que cobran por hacerse los tontos nacionalistas. Y los de ERC, en lugar de ser discretos, puesto que les han concedido lo que pedían, salen a decir que no es el saxofón, sino el salchichón para que sus rivales en tontería nacionalista, los de Junts, no compren lo del saxofón de la singularidad, y les quiten méritos.


Contemplar a la ministra de Hacienda, interpretando su papel de clown formal y digno de confianza, no produce lástima, de la misma forma que oír a los payasos de ERC corregir con lo del salchichón, tampoco provoca risas, porque reírse de la desgracia propia y de la derrota personal y social, sería una locura. Pero también es una locura que los españoles con menores renta tengamos que ayudar a pagar las pensiones de los más ricos. Y, encima. Pedro I, El Mentiroso, dice que pagarán más los que más tienen. Eso sucedía y sigue sucediendo en Europa. Pero con el salchichón catalán, quedará derribado en España, por culpa de unos chorizos ególatras de mucha altura.  

¡Vamos a tocar el salchichón!

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