La educación menstrual y la salud menstrual en España presentan serias deficiencias. Así lo demuestran recientes estudios científicos, entre ellos un artículo publicado en la revista médica BMC Women's Health, cuyos resultados hablan de que la mayoría de las mujeres no ha recibido educación menstrual antes de su menarquia –primera regla–. Tomando como referencia el ámbito español, el artículo analiza específicamente cada una de las comunidades autónomas, al tener transferidas las competencias en salud y en educación, pero concluye que en términos generales la educación menstrual es insuficiente. Otro estudio publicado en la misma revista científica señala que las personas con menor nivel educativo tienen más riesgo de sufrir reglas más intensas.
Con el 8M a la vuelta de la esquina, se hace fundamental reivindicar una medicina con perspectiva de género, que tenga en cuenta las particularidades del ciclo menstrual y su impacto en términos de salud pública. Para las expertas de CYCLO, la menstruación debería ser considerada un signo vital. “Queremos promover una sociedad consciente del ciclo menstrual como signo vital único en cada persona, en la medida en que aporta información muy valiosa sobre nuestro estado de salud”, señala Macarena Quintano.
Con el 8M a la vuelta de la esquina, se hace fundamental reivindicar una medicina con perspectiva de género, que tenga en cuenta las particularidades del ciclo menstrual como signo vital y su impacto en términos de salud pública.
Además, en el mes de marzo –el día 14– se celebra también el Día Mundial de la Endometriosis, una enfermedad íntimamente ligada con el ciclo menstrual. Se trata de una patología que tarda hasta ocho años de media en diagnosticarse, con el consiguiente gasto para el sistema sanitario y el padecimiento de las pacientes. Con una buena educación menstrual, que normalizase el conocimiento del ciclo normal e incidiese en que una menstruación sana no tiene por qué doler, este tipo de dolencias tardarían menos en diagnosticarse y en comenzar un tratamiento.
En España, el currículo básico educativo no hace referencia explícita a la educación menstrual, por lo que no es obligatorio que niños y niñas aborden este tipo de temáticas en los colegios e institutos. En algunas comunidades autónomas, sí se incluyen contenidos relacionados con la menstruación dentro de la educación afectivo-sexual, y en otras es inexistente. En todo caso, la falta de regulación específica deja a criterio del centro y del docente impartir este tipo de educación entre el alumnado.
La educación menstrual está reconocida en los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Se recoge también explícitamente en la nueva Ley de Derechos Sexuales y reproductivos, que reguló los permisos por menstruación dolorosa y los repartos gratuitos de productos higiénicos en centros públicos para luchar contra la pobreza menstrual. Sobre la educación, la nueva ley dice explícitamente: “Las administraciones educativas garantizarán, en el marco de la educación afectivo-sexual, el abordaje integral de la salud durante la menstruación con perspectiva de género, interseccional y de derechos humanos, con especial atención a la eliminación de los mitos, prejuicios y estereotipos de género que generan el estigma menstrual”.
Aun así, estas disposiciones no se están cumpliendo, tal y como explica Macarena Quintano, CEO de CYCLO y experta en menstruación: “La educación menstrual es un derecho que no se está garantizando”, denuncia, y aporta algunos datos procedentes de una investigación reciente del CSIC: “1 de cada 4 mujeres sintió vergüenza con la primera regla, y el 30% no sabía lo que era cuando le bajó por primera vez”.
Para luchar contra este problema de desinformación y falta de educación, desde CYCLO proponen una serie de medidas: “La educación menstrual debe ser anterior a la menarquia, para asegurarnos de que las niñas conocen lo que ocurre en sus cuerpos, y debe tener un enfoque integral, dando información de calidad para que cada una pueda elegir las opciones que más le convienen en cada etapa de su vida”, explica Macarena Quintano. Además, a nivel político e institucional, los responsables deben asumir la menstruación “como un tema transversal”, y proponer políticas que aborden este tema desde el punto de vista de la educación, la salud y la igualdad.