Durante el verano aumenta el número de picaduras de insectos siendo las de mosquito las más frecuentes. También suelen picar arañas e himenópteros (avispa, abeja, abejorro). Generalmente producen sintomatología leve aunque, excepcionalmente, pueden ocasionar reacciones alérgicas graves. El tratamiento de las picaduras de insectos es sencillo y para aliviar el picor es útil el frío local (un cubito de hielo dentro de una bolsa de plástico o envuelto en un paño), las lociones de calamina o las de amoníaco (si son mayores de 2 años). Si con esto no calma el picor, se puede dar un antihistamínico oral y si existe una reacción local excesiva (granos muy rojos y abultados, con mucho edema), se podría dar una crema de corticoide. Para que no se infecten hay que evitar el rascado y lavar la piel con agua y jabón. Si las picaduras tienen alrededor una costra amarillenta o secreción, puede ser que se haya infectado y habría que aplicar una pomada de antibiótico. Si le ha picado una abeja o avispa, hay que extraer cuanto antes el aguijón (con unas pinzas o una tarjeta de plástico). Si tras la picadura presenta sensación de mareo o pérdida de conocimiento, náuseas, vómitos o dificultad respiratoria, se debe acudir al centro médico más cercano, Servicio de Urgencias o llamar al 112, ya que podría estar sufriendo una reacción anafiláctica.
Como dice el dicho, mejor prevenir que curar, para lo que existen diferentes repelentes de insectos que, aplicados sobre la piel, impiden que los insectos se fijen en la piel y por lo tanto, nos piquen. La mayoría de los repelentes se pueden usar en niños. A partir de los 3 meses de edad se recomiendan repelentes de citronela (hay pulseras, parches, sprays, roll-on…). Los extractos de la citronela sueltan un olor característico que no les gusta a los mosquitos por lo que conseguimos alejarlos mientras dure el olor. También podrían usar repelentes que llevan piretrina o citridiol.
Cuando cumplen un año de edad, podríamos usar repelentes que llevan IR-3535, de uso tópico (spray, loción, toallitas…) y eficacia probada.
A partir de los 2 años, ya podríamos usar repelentes con DEET (N,N-Dietil-meta-toluamida) que es eficaz contra la mayoría de insectos, incluido garrapatas, pulgas y moscas. Están disponibles en lociones, cremas, sprays.
Los dispositivos electrónicos antimosquitos que emiten sonidos agudos no han demostrado eficacia. En los niños pequeños que no pueden usar repelentes debemos priorizar el uso de mosquiteras o doseles encima de las camas o cunas, o incluso en el carrito. Los repelentes se pueden aplicar en asientos de coche y en el cochecito de paseo. Pueden usarlos las mujeres embarazadas o durante la lactancia materna.
Para aplicar el repelente debemos leer y seguir las instrucciones de cada producto. No debemos dejar que el niño se eche el repelente: primero el adulto se lo echa en las manos y luego se lo aplica al niño. Evitar ojos, boca y manos de los niños (pueden llevarlas a la boca). La eficacia del repelente se basa en si se aplica en la piel expuesta, por eso se debe aplicar una pequeña cantidad sobre la piel que no va a estar cubierta por la ropa (nunca aplicar el repelente debajo de la ropa). La frecuencia de aplicación del repelente depende de cada producto, unos tienen eficacia durante 6, 8, 12 horas. Al final del día, lavar la piel con agua y jabón. Se pueden usar repelentes y protectores solares a la vez. En general, se recomienda aplicar primero la crema del sol y luego el repelente, ya que las cremas del sol pueden tener sustancias que atraigan a los insectos.