Los niños de Catoira, al igual que sus padres, también quieren ser vikingos y, por ello, en la programación de la LXIV Romaría Vikinga se incluyó una nueva actividad: el Desembarco Viquinguinho. El evento, que tuvo lugar en la mañana de ayer, no pudo tener un padrino mejor: Sergio Álvarez, vecino de Catoira que también tuvo la responsabilidad de ser el pregonero de estas fiestas.
Eran las once y media de la mañana cuando, una vez más este año, las Torres do Oeste volvían a ser el marco perfecto para la representación de la llegada de los vikingos a Catoira.
Niños de diferentes edades caracterizados como los guerreros del norte y acompañados, además de por Álvarez por otros adultos, montaron sobre las drakkar y representaron su propio desembarco.
Con sus espadas y hachas en alto llegaron hasta tierra, momento en el que se divirtieron recreando la lucha entre los vikingos y los moradores de Catoira.
Esta novedosa cita fue la encargada de cerrar los eventos que se enmarcan dentro de la Romería Vikinga de Catoira. Debido al éxito de convocatoria y participación, es posible que este desembarco infantil se convierta en una de las citas ineludibles en las próximas ediciones del festejo.