El adiós de Calzados Jamardo, que vistió los pies de miles de arousanos

Calzados Jamardo cierra sus puertas después de que Enrique Jamardo las abriese en 1960. Su hijo –con el mismo nombre– se jubila después de 35 años en el negocio y tras vestir los pies de miles de arousanos que confiaron en su producto
El adiós de Calzados Jamardo, que vistió los pies de miles de arousanos
Enrique Jamardo se jubila y deja un negocio que fundó su padre ubicado en pleno centro de Vilagarcía | MÓNICA FERREIRÓS

Asegura que lo suyo no es ser vendedor, sino que aquel que todos estos años ha entrado en su tienda ha comprado “porque quería facelo e o que non, pois non o fixo”. Lo que es innegable es que José Enrique Jamardo – “aínda que todo o mundo me coñece por Enrique, pero chámome tamén co José”– es la cara amable y con experiencia detrás de Calzados Jamardo, el negocio que ha vestido los pies de miles de arousanos durante más de seis décadas. Ahora este negocio ubicado en la confluencia de las calles A Marina y Conde Vallellano lleva días con el cartel de “Liquidación por jubilación” poniendo así el punto final a un comercio local que no llegará a la tercera generación. “Esta tenda montouna meu pai, Enrique Jamardo Fontán. Foi no ano 1960”, apunta su hijo señalando a la placa que hay justo debajo del mostrador. “El traballaba na Madrileña, unha zapatería que había aí na rúa Baldosa. E el si, el si era un gran vendedor. Era deses capaces de venderlle unha neveira a un esquimal”, recuerda Enrique. Una cualidad que –dice– no heredó de su progenitor. “Digamos que a min o negocio pois tocoume. Estaba aberto e a miña ex muller e eu pois decidimos collelo hai arredor de 35 anos”. Fue ahí cuando Enrique y la que era su pareja en aquel entonces decidieron darle un cambio de estética al negocio y apostar por calzado más en la línea juvenil. “Queriamos chegar a ese público e collemos varias marcas que eran atractivas para el”, recalca. Y no les fue mal. Sin embargo hace dos décadas el negocio volvió a dar otro giro. “Penseino e decidín vender aquelo do que eu sabía, para un público máis maior porque, a ver, eu tamén me facía maior”, apunta. Así pues Calzados Jamardo se convirtió en un negocio del zapato de calidad, de aquel que uno se prueba y sabe que es el que tiene que llevarse. “O mundo de hoxe, no tema do textil, está como moi de comprar, comprar e comprar e non arranxar. Xa parece que o que se busca é que non che duren as cousas”, señala Enrique. Los zapatos que salen de su tienda son de los que tienen durabilidad y comodidad al mismo tiempo. “A moda de usar e tirar seguirá adiante e as marcas non van facer por investir en bos materiais”, predice Jamardo.


Su clientela es fiel, fundamentalmente de Vilagarcía y que si compraba una vez, volvía una segunda. “Meu pai si que tiña máis clientela de fóra, doutros municipios da comarca. Como che dixen, era un vendedor nato e dominaba o márketing. Facía calendarios e negociaba cos bares e así para que llos puxeran en lugares visibles. Por iso viña moitísima xente da Illa, de Cambados, de Caldas... de todo o arredor”, recuerda Enrique. Añade que “tamén promocionaba con publicidade nos campos de fútbol”.


Con una ansiada jubilación ya a la vuelta de la esquina, Enrique reconoce que “este negocio non pecha pola falta de clientela, senón porque nun futuro inmediato este tipo de comercios non van seguir abertos”. Manifiesta que, con un hijo de 32 años, “podería seguir esta zapatería aberta”. Una tercera generación que, sin embargo, ha optado por otro camino. “Dentro de quince anos ninguén vai vender zapatos en tenda. Pediranse por internet. É certo que ata agora neste negocio, tal e como eu o teño enfocado e cunha clientela fixa, non o estou notando tanto, pero é evidente que as cousas están cambiando”.


Estos días todavía es posible ver a Enrique Jamardo detrás del mostrador de su zapatería, con las estanterías prácticamente vacías y con clientes que siguen entrando y dejándose aconsejar por él. “Eu quero agradecerlles a todos eles a confianza que me depositaron todos estes anos. Estiven encantado”, declara. Ahora bajará la verja de un comercio que abría cada día para dar paso a otra vida. “Pois agora a descansar, a tomar algunha cervexa, facer pasatempos, ler, un pouco de deporte e viaxar o que se poida, claro. É o que toca”, sentencia Jamardo.

El adiós de Calzados Jamardo, que vistió los pies de miles de arousanos

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