Cáritas Interparroquial Arousa calcula que entre quince o veinte personas carecen de un techo en el que refugiarse para pasar las noches. La consiliaria de la entidad, Mar Viqueira, apunta que se trata de un problema complejo, que hay que atajar desde diversos puntos de vista, pero ve necesario ampliar las plazas públicas.
“A nosotros nos preocupa muchísimo”, explica Viqueira. Desde Cáritas ofrecen un servicio complementario al que se da en el albergue municipal que gestiona Cruz Roja, encargándose tanto de desayunos, comidas y cenas como de lavandería y facilitándose la higiene.
Además, la entidad cuenta con la Casa de Acogida de San Cibrán, a donde acuden personas que ya cuentan con un plan para la inserción social y laboral. “Hasta ahí es hasta donde puede llegar Cáritas”, explica Viqueira, que señala que “nos gustaría que se pudieran ampliar esas plazas o buscar otros recursos, que no tienen que ser aquí. Se pueden lelgar a acuerdos, también hay gente que viene de otros puntos”.
La directora de Cáritas reconoce que se trata de un problema difícil, que se da en otros municipios y que responde a diversos factores. “Hay personas que viven en la calle por diferentes motivos: Algunos porque no tienen a dónde ir y otros porque no quieren acogerse a otros recursos”.
Viqueira ya abordó esta cuestión con el Concello de Vilagarcía y también con la Policía Local. También lo hizo un vecino, Carlos Romero, a título particular, preocupado por la situación en la que se encuentran las personas que viven en el Balneario.
El hombre se reunió incluso con un representante municipal, que le explicó que, de forma periódica, se tapia el edificio, que se encuentra en muy mal estado. Romero teme que, en algún momento, algo se desplome y acabe dañando a las personas que duermen en su interior.
Cree que se debe buscar una solución y alaba la labor que realizan entidades como Cáritas. “Quienes más notan la crisis son ellos, me da la impresión de que no están recibiendo el respaldo necesario para la situación tan mala que tenemos”, explica Carlos Romero. Al igual que Viqueira, con la que también estuvo en contacto, el hombre es consciente de la complicada situación por la que atraviesan estas personas y que, en ocasiones, la ayuda es difícil, pero cree que “hay que intentarlo”.