Los vecinos de Trabanca Badiña están hartos. En una propiedad privada próxima a la capilla de San Miguel la maleza se sale de los límites provocando incordio a los peatones que pasan por la zona. “Mi madre, que es una persona mayor e ir por los adoquines le resulta complicado, se da con las silvas en la cabeza”, explica una de las afectadas. Apunta a que hace unos meses los operarios del Concello retiraron las ramas que sobresalían hacia la carretera, pero inciden en que debe ser el propietario el que mantenga su finca limpia, dado que es algo que está reflejado en la ordenanza municipal. “Tiene que haber un control de estas cosas, porque la situación de abandono la estamos sufriendo todos”, exponen los afectados.
Lo cierto es que las críticas por fincas privadas con maleza que llegan a afectar a caminos y viales públicos son habituales en esta época del año. Sobre todo en las zonas rurales en donde es una queja bastante habitual.
Desde el Concello hacen brigadas rotatorias por las parroquias, pero solo afectan a los viales y zonas de carácter público. La ordenanza municipal obliga a los propietarios a limpiar y mantener a raya sus fincas. De no ser así pueden enfrentarse a importantes sanciones económicas. El problema es que el proceso burocrático y administrativo es lento y para llegar a que el Concello actúe de oficio y limpie la maleza de una finca particular pasan meses o incluso años. De ahí que sea muy complejo llegar hasta ese extremo.