La prealerta de sequía ha sido la que –este año– ha llevado al Concello de Vilagarcía a prescindir de las grandes mangueras de agua para regar a la multitud que se acerca hasta la Festa da Auga cada año. Esta infraestructura –primero con los camiones y luego en plataformas– empezó a utilizarse en el año 1991 con la oficialización de la fiesta. Antes la única herramienta que se utilizaba para el “baño” festivo eran cubos, pistolas de agua o cualquier elemento que sirviese para transportar el líquido elemento y regar así al vecino.

La entrada de las grandes mangueras provocó en cierto modo la pérdida de esa esencia original.

Desaparecieron el año de los incendios –en 2006– y reaparecieron con fuerza en las ediciones posteriores, pero siempre con voces que pedían volver a los orígenes. Tras la celebración del martes –ayudada por el agua de la lluvia– muchos coincidían en que las grandes mangueras son innecesarias, sobre todo en una época en la que la sostenibilidad y el ahorro están al orden del día. El día en el que se anunció la supresión de las mangueras los propios miembros de la comisión del Auga incidían en que ya llevaban años insistiendo en la importancia de volver a los orígenes de la celebración, haciendo más partícipes a los vecinos y promoviendo la interacción entre ellos con el agua como elemento central.