Emilio Sanmamed es presidente en funciones de la asociación Renacer, después de que María González decidiese apartarse de la primera línea tras décadas de “una labor interesantísima y de ayudar a mucha gente”, subraya Sanmamed. Él toma ahora las riendas de una nueva directiva, decidida a seguir luchando contra las adicciones.
¿Le ha dado algún consejo la presidenta saliente?
Más que darme un consejo, me ha dado mucha confianza. Siempre fue conmigo muy cariñosa. Me llamó un día para ir a tomar algo y me dijo “me gustaría que fueras tú”. En parte también porque mi padre fue presidente y fundador de la asociación en 1990. Yo, de niño, cuando se nos acercaban muchos adictos, les tenía mucho miedo. Le decía a mi madre: “Mamá, los amigos de papá no me gustan nada”. Con el tiempo acabé viéndolos como los ve mi padre, como personas que son víctimas de sus circunstancias.
Renacer se fundó en 1990, una época muy complicada en lo referente a las drogas. ¿Cómo ha evolucionado la adicción en estos años?
Entre los jóvenes hay una ola de adicción a la pornografía y al móvil. Y también ha habido un repunte de la heroína. Yo trabajo en una farmacia y tenemos un acuerdo con la Xunta mediante el cual la gente con adicción a la heroína nos trae las jeringuillas usadas y nosotros les damos un kit limpio, para que no sean tiradas por ahí ni se pinchen con la misma jeringuilla. Porque ahora no tanto, pero hubo un problema de sida importantísimo en esta zona.
Entre los jóvenes hay una ola de adicción a la pornografía y al móvil. Y en la calle hay un repunte de la heroína
¿Prestan ayuda de diferente forma dependiendo de qué adicción tenga la persona?
Muchas veces lo primero que necesitan estas personas es ser escuchadas. Así vamos desarrollando el perfil del problema que tienen, para intentar darles consejos legales, psicológicos... Tanto a ellos como a sus familias. Hay unos mecanismos generales de las adicciones, que comparten circuitos neurológicos, pero luego la ayuda a cada persona va muy inherente a su vida, patrones de conducta y particularizamos cada caso. Y muchas veces es de forma anónima, porque te llaman por teléfono o te escriben por e-mail.
¿Qué señales de alarma podemos detectar para darnos cuenta de que tenemos una adicción?
Parece de perogrullo, pero cuando empieza a entrecruzarse con tu vida, te impide desarrollar la persona que quieres ser, te absorbe... Y comienzas a desarrollar problemas, ya sean económicos o de otro tipo.
¿Se puede ayudar a alguien que no reconoce que tiene un problema?
Es muy difícil. La persona tiene que querer ayudarse a sí misma y muchas veces no tienen la cabeza donde la tienen que tener porque tienen el pensamiento alterado. Yo trabajando en la farmacia veo muchos casos que te dan mucha pena, porque hay personas súper válidas a las que la adicción las acaba comiendo. Por eso una de nuestras labores más interesantes es la prevención.
Precisamente le iba a preguntar por esto, por la prevención. ¿Qué ambiente se encuentran cuando van a los institutos?
Yo soy consciente de que es la típica charla antidrogas que te dan y así pierdes clase. Pero con que lleguemos a una persona y ellos sepan que estamos ahí para poder preguntarnos y escucharles... En cuanto a las drogas, las han normalizado y ha bajado la percepción del riesgo. Romantizan las drogas a través de series de televisión y tienen esa actitud que tuvimos todos de "eso les pasa a otros", "yo controlo". Por eso nosotros les decimos que si compras boletos para una rifa es posible que te toque. Y esta lotería es malísima. También concienciamos sobre el uso del preservativo, porque las enfermedades sexuales aumentan cada año en los chavales.
¿Qué es lo más difícil a lo que se enfrentan en la asociación?
No saber cómo ayudar a una persona o no poder llegar a ayudarla porque niega la situación.
¿Cómo puede la sociedad ayudar a Renacer?
Necesitamos socios, voluntarios, seguir advirtiendo a los jóvenes de los peligros de la droga. Ya vimos varias generaciones perdidas. ¿Cuántas personas más necesitan caer? Mi mujer es profesora y cuando preguntaba a sus alumnos qué querían ser, muchos le contestaban, “camellos”, porque son respetados. Esa fascinación por la planeadora, el dinero...acaba creando desgracias. Pero ellos no ven esa parte. La sociedad tiene que abrir los ojos.
¿Una persona con adicción puede volver a una vida normal o siempre va a tener esa preocupación de recaer?
Por supuesto que puede volver a ser normal, pero una vez superada una adicción, tienes que recordar cómo hiciste ese camino, porque ya tienes las herramientas para no volver a perderte.
Y la sociedad ¿les acoge bien o tiene prejuicios?
Prejuicios, por desgracia, habrá siempre y no solo en esto. Pero una persona que es fuerte para superar una adicción es fuerte para vencer esos prejuicios.
¿Qué le diría a alguien que tenga una adicción y no se atreva a dar el paso de pedirles ayuda?
Que si lo está pensando es que está a tiempo de salir, de rehacer su vida y convertirse en la persona que soñó que sería. En Renacer estamos para escucharlo y ayudarle a él y a su familia. Y le diría que ánimo, que todo acabará bien.