Una empresa llegó a plantear al Concello la compra del Balneario de A Compostela. Una opción que supondría enajenación de bienes públicos que el gobierno local no ve con buenos ojos. Se trata de una de las tres ofertas que la administración local recibió sobre un inmueble situado a pie de playa y que hace años que se convirtió en uno de los talones de Aquiles de Vilagarcía.
Las propuestas eran muy diversas, tanto en cuanto a su finalidad como por el sistema de cesión planteado, yendo desde la concesión administrativa a la compra antes mencionada y que no cuenta con el visto bueno del ejecutivo socialista.
En cualquier caso, la pandemia también afectó a la situación del Balneario, hoy en día muy deteriorado pese a la inversión importante que se llevó a cabo hace algo más de una década.
Y es que las propuestas sobre el inmueble se han enfriado, ya no solo por el covid, explican desde el Concello, sino también por la guerra de Ucrania y la crisis de suministros que conllevó. La inflación de los precios dio el último golpe a unas expectativas empresariales que ya se habían visto muy mermadas.
En cualquier caso, eso no quiere decir, apuntan desde Ravella, que el gobierno local no tenga en mente la recuperación de este emblemático inmueble. Eso sí, las prioridades el ejecutivo que preside Alberto Varela pasan ahora por la gestión de los fondos europeos, tanto la Edusi como los Next Generation, “que tienen unos plazos pautados”, inciden fuentes municipales.
Por lo tanto, la recuperación del Balneario de A Compostela no se encuentra, por el momento, entre las prioridades inmediatas del gobierno local, “lo cual no es óbice para seguir trabajando en la mejor solución”, apuntan fuentes municipales.
Una solución que, en cualquier caso, será compleja. El estado del edificio, que ya fue necesario tapiar en varias ocasiones, se encuentra deteriorado y requeriría de una inversión tanto para recuperar su esplendor como para adaptarlo al uso que se decida.
En su momento, con el bipartito PSOE-BNG, se invirtieron 600.000 euros para rehabilitar el edificio de cara a convertirlo en una escuela de hostelería. Durante el juicio entre Ravella y los antiguos concesionarios, la defensa municipal dio a conocer que las obras se había quedado paradas, precisamente, porque el presupuesto no era suficiente.
Desde que en 2004 el Concello tomó las riendas del edificio, fueron muchas las ocasiones que se debatió sobre su uso. Un comedor municipal para centralizar la atención a los colegios fue uno de los usos que se llegó a plantear, en su día, desde Esquerda Unida. La gestión directa es otra de las cuestiones que se solicitó desde la bancada izquierda de Ravella, pero los pasos dados no apuntan en esta dirección.