Los mayores de la Casa do Mar, dos años de espera y olvido

Los mayores de la Casa do Mar, dos años de espera y olvido
La Casa do Mar está prácticamente reformada | gonzalo salgado

Han pasado dos años con una pandemia de por medio y los jubilados y pensionistas que cada día acudían a su local de la Casa do Mar siguen en la búsqueda de un lugar en el que pasar el tiempo y divertirse. Ni el coronavirus ha frenado una obra en el edificio ubicado entre la avenida de A Mariña y Elpidio Villaverde, pero sí ha dejado en el olvido a los mayores que lucharon incluso con manifestaciones y pancartas por un local digno en el que reunirse. “A xente maior está abandonada da man de Dios”, señala el presidente del colectivo José Cao. Incide en que desde el desalojo de “un local social que foi feito cos cartos da xente para os pensionistas do mar” intentaron recurrir a la justicia para recurrir una decisión “que consideramos que non é correcta”.


De hecho solicitaron la justicia gratuita “porque nós non temos cartos como colectivo para afrontar eses pagos” y les fue denegada. Ahora, señala José Cao, “estou mirando outras cousas porque o que non quero é deixar a toda esta xente tirada e mentres me queden forzas vou seguir pelexando”.


Tras el citado desalojo a los mayores de la Casa do Mar se les ofrecieron las dependencias del edificio social de O Ramal, pero el propio José Cao reconoce que “non é un inmoble que estea en condicións para acoller a xente maior”. Entre otras cuestiones, matiza, “non hai separación de baños para homes e mulleres e ten problemas de accesibilidade que para a xente maior con problemas de mobilidade supoñen un atranco importante”.


Lo que tienen claro desde la asociación de jubilados es que “non nos imos render”, sobre todo teniendo en cuenta que “foron dous anos moi duros para moita xente, cos locais sociais pechados e nos que a xente maior ademais de ter medo pois tampouco tiña moito sitio a donde ir”. De ahí que defienda que “merecemos un local donde estar. Cando hai sol pois a xente está fóra sentada nos bancos, pero cando chove? Ten que estar encerrada nas súas casas? Como se xa non fose suficiente encerro o de todo este tempo...”.


En el local que tenían en la Casa do Mar los jubilados jugaban a las cartas, hacían baile y actividades varias. Eran más de 100 los que acudían de forma periódica a las instalaciones. La falta de un lugar en el que quedarse y la pandemia los ha dispersado. “Moitos pois xa non sairán da casa”, lamenta José Cao.

Los mayores de la Casa do Mar, dos años de espera y olvido

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