La tarde-noche más mágica del año no defraudó en Vilagarcía. Pese a las bajas temperaturas y a que –por veces– amenazaba la lluvia nadie quiso perderse la vistosa llegada de Melchor, Gaspar y Baltasar a la capital arousana. Los Magos de Oriente desembarcan siempre en Vilagarcía con la pompa y vistosidad que requiere el momento y este año no iba a ser diferente. Con una comitiva formada por más de 600 personas y como merece la ocasión los tres Reyes Magos recorrieron las principales calles de la ciudad en una Cabalgata que no dejó indiferente a nadie y, menos, a los más pequeños de la casa. Son ellos los que llevan todo el año esperando este momento para saludarlos y pedirles aquellos deseos que ya antes escribieron en sus cartas. Los Reyes partieron con sus carrozas –y con las de sus pajes repletas de regalos– de la Praza da II República. Con música de acompañamiento lanzaron caramelos a diestro y siniestro para que nadie, absolutamente nadie, se quedase sin un poco de dulce en lo que es ya el ocaso de las fiestas navideñas. Y es que pese a la presencia de Papá Noel o del Apalpador estas últimas semanas en diferentes eventos de la localidad en Vilagarcía se sigue prefiriendo a los Reyes.
Buena muestra de ello es que los asistentes a la Cabalgata aguantaron estoicamente todo el recorrido con el objetivo de poder ver de cerca a los Reyes Magos. Estos saludaron y repartieron caramelos y –ya llegados a cerca de los jardines de Ravella– se bajaron de sus vehículos para ir acercándose al Belén Viviente que se coloca cada año en una plataforma justo enfrente del Consistorio.
Tras entregar sus ofrendas al niño Jesús –y como marca la tradición– subieron al Concello para recibir a los niños que querían hablar con ellos en persona.
La Cabalgata de Reyes es uno de los eventos más multitudinarios que se vive en Vilagarcía cada año junto a la Festa da Auga y el desfile de Entroido. Nunca –ni siquiera en pandemia– se dejó de celebrar una cita que apela a la ilusión de los más pequeños y también a la de los mayores y que pone el punto final a unas fiestas navideñas cargadas de eventos.