“Humanizar” en el “verdadero” sentido de la palabra es lo que busca Carlos Romero, un vecino de Vilagarcía que cada vez que pasa por el entorno de A Compostela se angustia pensando en la situación de las personas sin hogar que allí pasan las noches.
 

Con la misión de buscarles una salida “digna” acudió al Concello, donde tuvo mantuvo una reunión con el secretario, pero la única respuesta que recibió es que en el edificio, de titularidad municipal, se realizan con “periodicidad” labores de tapiado.
 

Para Romero lo principal es el problema social. “Es tremendo. Son seres humanos viviendo en unas condiciones lamentables, en un edificio que es propiedad del Concello y que se encuentra en estado ruinoso”, asegura este vecino, que teme que puedan producirse desprendimientos.
 

Romero es consciente de que hay problemáticas difíciles de atajar, “pero siempre puede haber una solución”. También se puso en contacto con entidades sociales como Cáritas, que son perfectamente conocedoras y que realizan diversas actuaciones con las personas sin hogar. “Quienes más notan la crisis son ellos. Me da la impresión de que no están teniendo el respaldo necesario para la situación tan mala que tenemos”, dice este vecino sobre la ONG.
 

Un plan consensuado

Pero Romero también pone el foco sobre otra cuestión: El abandono de una zona que, considera, debería ser estratégica para Vilagarcía. “En otros ayuntamientos se cuidan las áreas costeras y eso redunda en el pequeño comercio, en el autónomo y en los locales hosteleros”, dice este vecino, que reclama un plan para las instalaciones consensuado, precisamente, con estos sectores. “Se hacen obras sin tener en cuenta a los colectivos”, asegura Romero, que cree que “a nivel paisajístico” la zona es “un desastre”.