Reportaje | El rural busca niños. La lenta agonía de las escuelas unitarias

Reportaje | El rural busca niños. La lenta agonía de las escuelas unitarias
La escuela unitaria de Carracedo es una de las que necesita más alumnado para poder sobrevivir

No se encuentran precisamente en lugares muy apartados, pero el despoblamiento de las zonas rurales y –sobre todo– la bajada de la natalidad en los últimos años les ha afectado tremendamente. Un total de cuatro escuelas unitarias del rural arousano están en peligro de desaparición. Todas necesitan que esta misma semana se matriculen nuevos niños dado que, de no hacerlo, tendrán que cerrar sus puertas para siempre. La situación es delicada en la unitaria de Carracedo (en Caldas) y en la de San Andrés (en la misma localidad). Su cierre supondrá no solo dejar tras esa puerta una educación de proximidad, sino proyectos que han sido premiados en los últimos años como el de la Ventana Abierta al Mundo de Carracedo, que relaciona el Camino de Santiago con la educación de los pequeños. Si estas dos escuelas no encuentran nuevos alumnos el CRA (Centro Rural Agrupado) de Caldas también está en peligro. Por ello desde el Concello han ofertado para el próximo curso un Plan Madruga específico para las unitarias con el objetivo de animar a las familias a que opten por matricular a sus pequeños en las mismas. Y es que a veces es la imposibilidad de conciliación las que las hacen decidirse entre un colegio u otro.


En Moraña la escuela unitaria de A Espedregueira está también en el punto de mira. Necesita niños para poder seguir con sus puertas abiertas el próximo curso, lo mismo que la de Solobeira (en Vilagarcía) que ya estuvo en la cuerda floja en los últimos años en más de una ocasión.


Así pues tanto por parte del profesorado de estos centros (en donde la atención con los pequeños es muy personalizada al tratarse de grupos muy reducidos) como por parte de los vecinos de estas parroquias desean que estas escuelas sigan activas. Muchas de ellas son parte del recuerdo de varias generaciones que décadas atrás sí lograban llenar esas aulas que ahora parecen estar tan vacías. Además suponen la garantía de que esas zonas rurales todavía tienen vida de cara a un futuro, en tiempos en los que la ciudad gana terreno a los núcleos más rurales que van perdiendo servicios de forma paulatina. Estas todavía están a tiempo de salvarse.

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