Cinco personas fueron rescatadas por la ventana tras un incendio en un cuarto de contadores del edificio Procoarsa, en Sobradelo. Aunque el fuego no pasó del sótano, el humo invadió el agujero de la escalera hasta el último de los pisos del mastodóntico edificio, con doce plantas, generando una gran preocupación en el vecindario.
Dos matrimonios y una joven de 22 años fueron las personas que los efectivos tuvieron que rescatar por la ventana, en principio con una escalera de mano y, posteriormente, con la autoescala de Protección Civil. El incendio se produjo pasados unos minutos de las doce del mediodía, cuando se estaban realizando unas obras en el semisótano para instalar un pararrayos. Al tratarse de un fuego eléctrico, se generó una densa humareda de color negro, convirtiéndose los pasillos del edificio en un peligroso laberinto por el que era fácil perderse.
Más que la extinción en sí, lo más complicado para los Bomberos fue localizar la zona del fuego, lo que realizaron a través del calor desprendido, debido a las difícil visibilidad. El humo se extendió por el hueco de la escalera hasta el piso doce, pero afectó de forma más directa a los más bajos.
Precisamente en el primero se encontraba Yessica Santórum, una joven de 22 años de edad que en ese momento se encontraba estudiando, sola en casa junto a su galgo Ceo. "Tenía todo cerrado pero empezó a entrar olor y escuché ruidos. Llamé a mi padre porque pensé que era una obra, pero me dijo que cuando salió no vio nada", explicaba la chica, ya más tranquila después de ser atendida por los servicios sanitarios. Otros vecinos también comentaron que habían oído una explosión.
"Cuando salí ya estaba negro el pasillo y la entrada. Fui a la cocina, por si había algo encendido pero estaba todo apagado. Me refugié en la habitación de mi hermano, que es la más apartada, y cogí al perro que fue lo que más me costó, porque es grande y pesa", relata la joven. En un momento dado ya notó como el humo entraba y "me puse nerviosa, por lo que pedí que me sacaran". Lo hicieron a través de la ventana mediante una escalera de mano, siendo la evacuación más complicada. Posteriormente, para los matrimonios del tercer y el cuarto piso, se utilizó una autoescala.
Yessica Santórum fue una de las personas que atendieron las ambulancias del 061, por irritación en los ojos debido a la inhalación de humo. El mismo cuadro presentaba otra de las mujeres atendidas. Uno de los rescatados por el 061 tenía EPOC, por lo que hubo más controles, mientras que una mujer situada en el noveno piso sufrió una crisis de ansiedad. El operario que estaba realizando las obras en el momento del incidente sufrió quemaduras, aunque en principio no revestían gravedad.
Hasta la zona se desplazaron varias dotaciones de Bomberos (de Vilagarcía y Ribadumia) y Protección Civil, dos ambulancias del 061, Policía Nacional y Policía Local.
Uno de los momentos de la mañana lo protagonizó, precisamente, el galgo Ceo, que una vez rescatado emprendió una veloz carrera, asustado, que acabó en la rotonda de San Simón. Allí lo recuperaron dos agentes de Medio Ambiente y un motorista, que fueron tras él. Lo llevaron al veterinario, porque tenía las almohadillas de las patas dañadas. Su dueña explicaba después que se trata de un perro adoptado y que es muy asustadizo. Ahora ya se encuentra tranquilo junto a su familia, que se llevó varios sustos en una sola mañana.
El edificio Procoarsa es uno de los más grandes que hay en Vilagarcía, cuestión que también complica cualquier emergencia. El incendio afectó a uno de los portales, aunque los otros comparten patios de luces y los vecinos del resto de galerías tampoco pudieron salir ni entrar de sus viviendas mientras duró el operativo.
Al tratarse de un incendio eléctrico, el ascensor dejó de funcionar. En su interior había varias personas, que también fueron rescatadas por los efectivos desplazados. Al mismo tiempo, Bomberos y Protección Civil estuvieron hablando con los inquilinos que no fueron desalojados, ya que bajar por las escaleras era peligroso debido a la intensa humareda, a los que recomendaron poner paños mojados en las puertas. "Algunos incluso pusieron cinta americana que tenían", explica Francisco Guillán Busto, jefe de Emerxencias de Vilagarcía, que destacó la buena respuesta del vecindario.
Los que sí salieron a la calle contemplaban, primero con preocupación y después con alivio, las labores de extinción, que sobre las tres de la tarde ya estaban finalizando. A la zona también fueron llegando familiares, mientras que los residentes recordaban otro incendio, de mayores dimensiones, que se produjo hace unos años en el edificio. "Mi hijo tenía siete años y me dijo que me tranquilizara", explicaba una de las vecinas a pie de calle. "Ahí sí que se veía fuego", recalcaba otra.
La edil de Servizos Sociales, Tania García, se desplazó a la Avenida de Cambados para hablar con los afectados. Conversó con la joven, cuya vivienda fue la que se vio más dañada debido al humo. Se trata de la única a la que no se podrá regresar esta noche, pero sus ocupantes tienen alternativas ocupacionales, por lo que no será necesaria la intervención del Concello, que ofreció sus servicios. De hecho, junto a la concejala estuvieron la coordinadora y una trabajadora de Servizos Sociais.
El trabajador herido, por su parte, optó por acudir por su cuenta a la mutua, para someterse a una revisión.