Hasta hace no mucho tiempo el mercado disponía de, fundamentalmente, cuatro alternativas si queríamos calentar una sala por medio de una chimenea o estufa: las estufas de leña, las estufas de pellets, las estufas de gas y las estufas eléctricas.
Aunque efectivas, estas formas de calefacción tienen algún inconveniente. La seguridad, la emisión de olores, la emisión de gases (Dióxido de Azufre en el caso de algunos combustibles obtenidos a partir del petróleo), son algunos de los aspectos en los que las bioestufas han supuesto un avance cualitativo con respecto a las fuentes de calor tradicionales.
Las chimeneas de leña requieren de un espacio determinado para su instalación. En una estancia pequeña o con no muy buena ventilación no es posible instalarla. Además, hemos de tener en cuenta al espacio adicional del que requieren las chimeneas de leña para el almacenaje de la leña con la que se alimenta la fuente de calor. Para estas chimeneas es imprescindible una salida de humos, lo cual no siempre es posible tener. Otra de las principales desventajas es el mantenimiento que requieren. Las chimeneas de leña requieren de una limpieza cada vez que vaya a ser utilizada para evitar que se acumulen los muchos residuos que generan.
Las estufas de pellets, por su parte, también presentan una serie de inconvenientes a tener en cuenta. Al igual que las estufas o chimeneas de leña, requieren de un continuo mantenimiento de limpieza por la cantidad de residuos que generan. Estos residuos generan una suciedad en la propia estufa y alrededor de ella que es apreciable. Además, el calor que irradian las estufas alimentadas con pellets no van mucho más allá que unos metros, por lo que si queremos caldear una sala, no es la opción óptima para ello. El almacenamiento de los sacos de pellets también es un problema a solucionar cuando optamos por este tipo de fuentes de calor. Aunque ocupen menos espacio que la leña, también necesitamos habilitar un espacio para el almacenaje de los sacos. Debemos contar, pues, con lo engorroso de transportar los pellets hasta la chimenea.
Con respecto a las chimeneas de gas se desencadenan una serie de inconvenientes notables. Por lo general, su instalación es más cara que el resto de chimeneas o estufas. El hecho de que el gas sea su fuente de alimentación requiere de un especialista autorizado para instalarla, dado que es muy peligrosa la manipulación del gas. Otro gran inconveniente es que el gas es bastante más caro que otras fuentes de alimentación como la leña, los pellets o el bioetanol. Además, el gas ofrece un calor menos contundente que éstas otras alternativas caloríficas.
Las chimeneas o estufas eléctricas también albergan sus propios inconvenientes. Quizá el más llamativo de dichos inconvenientes sea el alto consumo eléctrico del que hacen uso. Con las estufas eléctricas se disparan las facturas de la luz en los meses de más frío. Además, este alto grado de consumo no se traduce en un grado calorífico mayor. Las estufas eléctricas no suelen ofrecer más calor que un dispositivo de calefacción portátil.
Ante los inconvenientes que ofrecen las fuentes de calefacción tradicionales, las chimeneas de bioetanol surgen como una fuerte alternativa en el mercado. Sea cual sea el tipo de biochimenea por el que optemos (de suelo, de sobremesa, para colgar en la pared, encastrables o simplemente un quemador para fabricar nosotros la estufa completa a nuestro gusto), nos ofrecen un calor muy agradable y, sobre todo, limpio. Estos dispositivos de calefacción utilizan bioetanol o, como también se denomina, bioalcohol. Este combustible se extrae de la fermentación de los azúcares de algunas plantas y es considerado como una fuente de energía renovable, un biocombustible pensado para reducir la emisión de los gases de efecto invernadero tan dañinos para la atmósfera terrestre. No obstante, el cuidado al medio ambiente no influye en el poder calorífico de estos dispositivos. Podemos regular la intensidad del calor según sea el tamaño de la habitación en donde esté sin que sea un calor agobiante, dado que se proyecta por convección.
Con respecto a su instalación, es importante saber que es más sencilla que muchos de los dispositivos tradicionales. No necesitan ningún tipo de instalación especial ni de obra, sino que puede instalarse en cualquier sitio que se desee, puesto que no necesitan salidas de humo ni ventilaciones complementarias. Las bioestufas no generan humo y sus emisiones no son más elevadas que las de unas velas o un humidificador, pero ¿generan algún tipo de olor? El olor característico de las biochimeneas es a alcohol, pero si empleamos un bioetanol de calidad podemos reducir el olor a un pequeño instante durante el encendido y el apagado del dispositivo. Podemos adquirir biocombustible online de una forma económica (entorno a los 3€/litro). Además, el consumo de biocombustible es muy reducido, pudiendo tener la chimenea encendida durante tres horas con tan solo un litro de combustible.
Gracias a alternativas como las biochimeneas podemos cuidar el medio ambiente sin descuidar nuestro bienestar.