Las obras para enterrar el cableado de Rúa Real han sacado a la luz restos arqueológicos en medio de la calle que dejan descolocados a los expertos pues las referencias fotográficas de la Praza de Fefiñáns más antiguas de que se dispone –de hace entre 120 y 130 años– no muestran edificios en este punto. Se trata de dos estructuras murarias de unos 70 centímetros de grosor, seguramente de la misma época y posiblemente vinculadas al pazo, y una base de conglomerado que serviría de base para aún no saben qué. Y es que el técnico de Patrimonio, Javier Montero, y la arqueóloga Begoña Albertos fueron ayer muy cautos y no quisieron adelantar acontecimientos hasta obtener más resultados de la excavación, que continuarán hacia la fachada del histórico inmueble. De hecho, sobre si podría tratarse de uno de los arcos “perdidos” de la histórica explanada se limitaron a señalar que cabe la posibilidad, pero también podría ser una casa.
¿Tres o cuatro?
La única constancia escrita de que además del actual, en Rosalía de Castro, habría otros, está en el manuscrito del historiador y poeta, coetáneo de Cabanillas, Xaquín Sánchez Peña. La historiadora Maribel Iglesias, que actualmente estudia el archivo documental del pazo, explica que en él transcribe literalmente lo que parece un acta municipal de la época sobre el derribo de los arcos.
La cifra exacta ya es cosecha popular. “Non se sabe, a xente falta de catro, pero dous houbo seguro, o actual e máis outro na Avenida de Vilagarcía, entre a igrexa de San Benito e os xardíns do pazo e moi probablemente houbo un terceiro onde apareceron estes restos. A existencia dun cuarto xa é moi improbable e sería entre a igrexa e a casa dos Rovira, pero xa é posterior”, declaró Iglesias.
El historiador Jacobo Domínguez recogió el legado de Sánchez Peña, que trabajó en el Ayuntamiento y por eso tendría acceso a esa documentación municipal, hoy desaparecida. Según esta fuente, se derribaron en 1843 y los motivos tampoco están científicamente contrastados. Cuenta el catedrático cambadés Francisco Fernández Rei en su libro “Ramón Cabanillas, Cambados e o mar de Arousa”, que lo ordenó el gobierno local por “interceptaren a saída do mercado semanal” que había en Fefiñáns y “estorbaren” a los viajantes que iban a caballo y a quienes llevaban leña y paja en la cabeza. Pero va más allá y señala como principal responsable de la orden y de destechar la iglesia de Santa Mariña para reparar la cubierta –cosa que nunca se hizo– a Javier Zárate e Murga, hijo del marqués de Montesacro, que apareció moribundo después en la alameda de San Tomé. Nunca se supo si esta decisión tuvo que ver o fue porque “era moi mullereiro” y se trató de una venganza.
“Non é imposible”
Así las cosas, Iglesias considera que “non é imposible” que las obras de Rúa Real hayan encontrado la base de ese arco “perdido”. En caso contrario, podría tratarse de una casa u otro tipo de estructura, eso en cuanto a los muros que, según la arqueóloga, “a estratigrafía demostra que é a mesma secuencia”. Cosa distinta es el tercer hallazgo, que discurre de manera lineal desde el centro de la calzada y hasta la alameda donde un bar tiene su terraza y que se trata de una “especie de base de preparado, de conglomerado para algo que xa non tería moito que ver” con los otros restos y que podría ser, por ejemplo, para una pavimentación anterior a la actual.
Respecto a las estructuras murarias, no se sabe hasta dónde llegan y Montero explicó que ahora excavarán hacia la fachada del pazo para ver dónde terminan y cómo es el remate, que les permitiría tener más detalles de lo que pudo ser y poder datarlas.
La obra no se paraliza
El concejal de Obras e Servizos, José Ramón Abal Varela, indicó que en cuanto se encontraron los restos se dio parte a la dirección xeral de Patrimonio que orientará y requerirá información sobre los hallazgos. Respecto a las obras del enterramiento de la línea de media y baja tensión, explicó que “non se van a parar” porque están subvencionadas por la Diputación de Pontevedra y deben estar terminadas y justificadas antes del 31 de diciembre.
El edil expuso que, en principio, estos trabajos y los arqueológicos pueden llevarse a cabo en paralelo. De hecho, los técnicos y la empresa estaban analizando la posibilidad de llevar la canalización del cableado por encima de los restos que, en principio, será la opción elegida.
En cuanto a su puesta en valor, José Ramón Abal Varela fue cauto e indicó que será necesario ver primero la importancia y el valor de los mismos para tomar una decisión definitiva. Esto podría ser dejarlos a la vista colocando por encima un cristal protector, aunque en Rúa Real pasan vehículos y esta opción podría quedar descartada. En caso de que no tengan especial importancia, lo que sí será necesario es dejarlos debidamente cubiertos para evitar su deterioro. Pero en todo esto también tiene mucho que decir la Xunta.