El Museo de Prado ha decidido dar protagonismo a sus últimas adquisiciones y mostrarlas dos veces al año, una en primavera y otra en otoño. Así, en esta primera fase, y desde ayer, se pueden ver tres joyas incorporadas a sus colecciones.
La primera de las piezas es “San Juan Bautista en un paisaje”, “una pequeña joyita”, un óleo sobre cobre con baño de plata, de Juan Bautista Maino (1581-1649), adquirido por el Estado en 2017 por 375.000 euros. Una obra de pequeñas dimensiones alrededor 20x12 centímetros. Se trata de una muestra de una piezas muy sofisticadas y requeridas por coleccionistas italianos de la primera mitad del siglo XVII, quienes disfrutaban de estos “caprichos de gabinete”, por sus minuciosos detalles y precisión. La figura del santo, que se asimila a la obra de Caravaggio, aparece en medio de paisaje descrito de forma minuciosa con los más mínimos detalles, como un ciervo bebiendo agua. La obra está firmada en la roca donde descansa el brazo de San Juan, sin que se mencione la condición del dominico del pintor.
“Auto de Fe celebrado en la Plaza Mayor de Madrid”, una lámina de cobre grabada a buril, en 1680, por el grabador Gregorio Forman (1635-1713) es otra de las obras que exhibe el Prado y que fue adquirida recientemente a un particular con los fondos del museo por 6.000 euros. Se trata de una lámina de cobre que se la relaciona con el libro de José del Olmo en el que se incluye la estampa, que forma parte de la Biblioteca del Museo y que, al parecer, sirvió como inspiración para la pintura homónima de Francisco Rizi, pintada tres años después, en 1683, e inspirada en la estampa del libro, y presente también en la misma sala. La lámina, tanto como el cuadro, relata la celebración del acto organizado por la Inquisición en la Plaza Mayor, presido por Carlos II, en el que está presente toda la grandeza y los condenados por el Tribunal para mostrar su arrepentimiento.
Cierra la muestra una maravillosa acuarela y “obra cumbre no solo como dibujante sino como artista”, de Luis Paret y Alcázar (1746-1799), bajo el nombre de “La Celestina y los enamorados”, de 1784, adquirida por el Estado por 130.000 euros. La obra se tiene que ver con luz reducida para no estropear su calidad y se muestra como complemento de la próxima exposición que inaugurará la Biblioteca Nacional con dibujos de Paret. Se trata de una obra grande para ser una acuarela, en opinión de José Manuel Matilla, jefe del Departamento de Dibujos y Estampas. “Se dice de ella que es la acuarela más importante del siglo XVIII español”, precisa. En el obra, Paret con minuciosidad y a color describe una escena de la vieja alcahueta, en una sala con una gata y objetos antiguos, en la que al fondo hay una puerta desde la que se ve a dos amantes y al fondo una cama. l