Poco que ver con otros años. Las estampas de los principales cementerios de O Salnés ayer eran de sosiego y un flujo controlado, algunas veces incluso escaso, de visitantes.
El mal tiempo, seguro, tuvo su parte en lo sucedido. Pero siendo habitual la lluvia en Todos los Santos y Difuntos, lo que parece haber pesado son las exigencias y protocolos anti-Covid que durante toda la semana han preparado, divulgado o ejecutado los diferentes ayuntamientos.
Buena prueba de ello es que las visitas se contaban ya el sábado, incluso el viernes y días antes. La recomendación de hacer visitas en días escalonados tuvo su efecto. Como también el llamamiento a los grupos reducidos, de familiares o convivientes; el tiempo máximo de permanencia de treinta minutos, los itinerarios seguros e incluso los controles policiales o de las emergencias.
Sin aglomeraciones
La gente tal vez no era la misma. O al menos no lo fue de golpe. Porque lo que no faltaron fueron las flores, coronas y demás arreglos.
Quien más y quien menos cumplió con la tradición y con el gesto y el cariño hacia los que ya no están. Aunque este año hubiera que tirar más de organización para acatar toda la normativa y distancia social.
Vigilancia
Por ello, a pesar de todo, las imágenes tomadas ayer en los camposantos de O Salnés eran coloridas. Aunque más vacías. Desiertas, incluso, en algunos momentos. No obstante, los concellos no bajan la guardia todavía, a la espera de que estas visitas a estos recintos puedan continuar hoy y durante el arranque de la semana. Mientras, se mira de reojo al avance invisible del virus y a su incesante incremento cuantitativo. l