SI uno es un joven extranjero de vacaciones en España tiene que hacer balconing. Es una tradición, como comer paella. Estar de Erasmus no es exactamente lo mismo, principalmente por el alojamiento, que no es un secreto que el espíritu de la mayoría de los estudiantes es disfrutar de un año sabático. A falta de habitaciones de hotel con balcón hay que agudizar el ingenio. Y más en pandemia, con las posibilidades de ocio mermadas. Si no hay piscina, bueno es un río. El Guadalquivir, en concreto, al que se tiraron tres erasmus desde el puente de Triana. Ya lo pueden poner en su curriculum.