Esta contradicción constante que parece ser Pablo Iglesias y que le lleva a promover el comunismo desde su chalé de lujo y a criticar a los partidos tradicionales que se esfuerza por imitar supone ahora que después de hacer lo posible por silenciar a los medios de comunicación que no son de su cuerda amenace con dedicarse a lo que ha llamado periodismo crítico. Que, o mucho nos sorprende, o será una especie de versión castiza del “Aló presidente” de su admirado régimen chavista. O sea, Iglesias en modo telepredicador con soniquete rapero poniendo dianas a periodistas –de los de verdad, no de los que se lo creen– políticos, empresarios y, básicamente, cualquiera que no le baile el agua. Lo que estábamos necesitando, oye...