Derrota cruel e inmerecida

Derrota cruel e inmerecida
Fandiño y Cerqueiras se lamentan tras una de las numerosas ocasiones ante el Viveiro | Gonzalo Salgado

CD RIBADUMIA 0 - 1  VIVEIRO


Un solitario gol de penalti de Javi Rey al cuarto de hora decidió para el Viveiro ayer en A Senra un partido en el que el fútbol fue cruel con el Ribadumia, que perdonó bastantes ocasiones claras de gol sobre todo en la primera parte. La derrota complica las opciones de permanencia de los aurinegros, ahora 3 puntos por detrás del Barco, aunque siguen a 4 del Arzúa, su próximo rival.

El partido estuvo condicionado por aciertos y errores que tuvieron como protagonistas siempre a los locales. El Ribadumia fue un torrente de juego, con capacidad para generar ocasiones y mantener un ritmo alto, pero no acertó en los últimos metros. Las llegadas desde el inicio fueron constantes. Un disparo de Fran Fandiño en el primer minuto, la primera. Diego Abal de cabeza, un remate alto de Javi Domingo en área o un cabezazo de Rubén Cerqueiras en posición inmejorable tras acción de Moncho fueron algunas de las oportunidades de un Ribadumia que proponía, generaba pero no encontraba el premio del gol.

El Viveiro, en su primera aproximación, sacó máximo rendimiento. Fue en una pugna entre Javi Rey y un Giráldez que acabó por haciéndole penalti. Otro error, esta vez no en la finalización en área rival, sino en la propia en defensa. El propio Javi Rey hizo el 0-1. No pareció el mazazo afectar al equipo de Luis Carro, que siguió a lo suyo. Con paciencia en los pases pero con la velocidad en la circulación perfecta para encontrar las vías de agua en el colíder de la fase de permanencia. Y se volvieron a suceder las ocasiones. Cerqueiras con un disparo ajustado empezó el carrusel, que siguió Charles de cabeza con otra ocasión. También Fandiño, de tacón, lo rondó. Moncho tuvo la más clara, ya que salvó la salida en falso del meta Manu Cedrón y cuando el balón parecía que se colaba llegó un defensa para impedirlo con la cabeza. Pablo González de cabeza en acción a balón parado y Cerqueiras con un disparo ajustado que se marchó cerca de la escuadra tuvieron las últimas antes del descanso, para desesperación de jugadores y público local.

El Viveiro en la segunda parte se parapetó en defensa con línea de cinco. Al Ribadumia ya le costó más generar ocasiones, ya que no encontró tantos espacios ante un rival que empezó a jugar con el marcador y el tiempo, tratando de que decayera el ritmo del juego. Aún así el Ribadumia pudo empatar en un centro chut de Fandiño que tocó el portero Cedrón y el balón se fue al larguero. El guardameta visitante fue uno de los destacados en un partido en el que tuvo trabajo a destajo. Repelió remates de Carlos y Moncho, también de Pablo González. El Ribadumia empujó con todo al final, pero no hubo manera. Ayer no hubo manera. La derrota es un tropiezo importante, pero ni mucho menos definitivo. Quedan tres partidos y si los aurinegros son capaces de sacarlos adelante van a tener muchas opciones de lograr el objetivo. Difícil, pero no imposible.

Derrota cruel e inmerecida

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