Había ganas de fiesta, de recuperar esas sesiones vermú en la que las charlas con los vecinos y las alegrías compartías liberan el alma. Ayer tanto en Castroagudín como en A Laxe pudieron olvidarse por unas horas de la pandemia para volver a llenar sus campos de la fiesta. En los dos lugares las bombas de palenque sonaron desde primera hora de la mañana y la música -pasacalles y sesión vermú- marcaron una jornada que en el caso de A Laxe se aderezó con propuestas gastronómicas que deleitaron a los estómagos máis tradicionales. Bollos preñados y empanadas como degustación casaron a la perfección con las tapas de pulpo que se compraban a pie de campo de la fiesta. Para amenizar la sesión vermú en A Laxe sonaban La Mekánica y después de comer los pequeños pudieron disfrutar de una gran fiesta de la espuma que se agradeció en un día con sol tibio, pero con unas temperaturas elevadas. Además a partir de las seis y media de la tarde hubo las tradicionales poxas que, como en otros puntos de la comarca, habían dejado de celebrarse por la pandemia.