Custodios con corazón azul se entregan por la seguridad en Ribeira

Custodios con corazón azul se entregan por la seguridad en Ribeira
Cinco agentes de la Comisaría de Ribeira fueron condecorados por intervenciones meritorias | Chechu Río

El personal adscrito a la comisaría ribeirense del Cuerpo Nacional de Policía celebró ayer la festividad de sus patronos, los Ángeles Custodios, cuando le falta poco para trasladarse a las nuevas dependencias de O Touro. Tras asistir a una misa oficiada por Alfonso Mera, quién alabó el esfuerzo de los homenajeados en tratar de buscar la Justicia “para que vivamos en paz”, el conservatorio “Enrique Paisal” fue escenario del acto institucional de entrega de distinciones a los agentes con intervenciones meritorias. Dos de ellos, Satiro Miguéns y José Antonio Pérez, recibieron de manos del jefe de la comisaría, Diego Amaya, y de la teniente de alcalde, Mariola Sampedro, la Cruz al Mérito Policial con distintivo blanco que ya se les concedió en 2020, al igual que a sus compañeros Roberto Falcón y Emilio Barreal. Respecto a los dos primeros se premió su labor en la detención el 9 noviembre de 2019 de un individuo por violencia de género y que los amenazó con una pistola -era simulada- y con un machete de grandes dimensiones, y a los que arrojó bombonas, piedras y otros objetos a su alcance. A los otros dos, que ya las recibieron el año pasado, se reconoció su labor en el atraco de la gasolinera de Salmón en enero de 2019.


Las condecoraciones de este año correspondieron a los policías Belén Novo y Constantino Cernadas, por sus trayectorias profesionales, y a Javier Crespo Lorenzo, por una intervención hace años y que se jubila. Los encargados de entregarles respectivamente sus cruces blancas al mérito policial fueron el jefe de la Policía Local, José Manuel Bretal, el capitán de la Comandancia de la Guardia Civil de Noia, Jorge Rodríguez, y el ya citado Diego Amaya. Por otro lado, la comisaría decidió realizar a partir de este año un reconocimiento a personas ajenas al cuerpo que destaquen por su labor a favor de la Policía. En esta ocasión, esa distinción en forma de metopa con el escudo del Cuerpo Nacional de Policía y una placa recayó en el director del Hospital do Barbanza, Salvador Mariño, por su “impagable compromiso con nosotros -indicó Amaya-, agilizando las pruebas de Covid-10 y dándoles los resultados sin demora, redundando en el buen funcionamiento y respuesta de nuestros servicios”. Esa gratitud la hizo extensiva a los médicos, personal de enfermería y resto de trabajadores de la Sanidad.


El jefe de la comisaría de Ribeira indicó que su sentimiento de orgullo de ser policía se fortalece con los “encomiables servicios” que prestan los integrantes de la plantilla que tiene a su cargo, a los que definió como compañeros de trabajo y de los que destacó que “predomina la profesionalidad, una excelente formación y espíritu de servicio. Todos unís los hombros ante las dificultades, os ofrecéis para suplir a compañeros, restando vuestro tiempo libre para el buen quehacer de la Policía. Este sacrificio al final lo agradece el ciudadano. Soy afortunado”. El suyo fue un discurso de conmemoración y de reflexión, por sus labores benefactora y protectora, que siguieron prestando durante la pandemia, a veces en delicadas circunstancias y expuestos abiertamente a la enfermedad, “sin ninguna queja o lamento, a veces dando la vida”.


Diego Amaya, que expresó el agradecimiento que sienten hacia sus familias, se acordó de los policías jubilados, por ser sus referentes, que pasaron por penalidades en instalaciones, medios, mal remunerados y sin reconocimiento social. Tuvo un recuerdo para los que perdieron la vida en la pandemia y también en el ejercicio de su profesión, “en especial, a aquellos a quienes se la sesgaron los cobardes criminales y los odiosos terroristas de todos los tiempos”. También señaló que Ribeira es, en general, una ciudad segura y que los delitos son en su mayoría de delincuencia menor causada por toxicomanías de sus autores, y que es “insistente, molesta y creadora de inseguridad subjetiva en los ciudadanos”. También dijo que a cualquier observador que se acerque a Ribeira le llama la atención el importante número de personas e todas las edades “consumidora y lamentablemente enganchadas a la droga”, y que en ello el trabajo policial es represivo, aunque apeló a la unión de voluntades de los organismo públicos y privados para prevenir el consumo de estupefacientes con educación y conocimiento del fenómeno.

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