El Open de Australia está marcando el futuro de las retransmisiones deportivas. La organización ofrece los partidos en directo a través de YouTube y con la apariencia de un videojuego. Como si Alcaraz, Sinner y compañía fuesen personajes de Wii Sports. Y así tiene un dos por uno: sortea la falta de derechos de emisión televisiva y atrae al público joven.