El cambio de entrenador siempre parece convertirse en un revulsivo para los equipos que atraviesan algún tipo de crisis de resultados. La llegada de Perú al banquillo del Arosa parece confirmar esa regla no escrita, con dos partidos consecutivos firmando sendas victorias. La lástima es que ese revitalizante no pueda aplicarse al césped de A Lomba. Pero esa es otra historia.