Imaginarse la conversación entre el señor que vive ahora en la Casa Blanca y el sátrapa de San Petersburgo podría dar para unas buenas risas si no fuera porque, probablemente, en ella se estaban repartiendo cosas que no son suyas. Como el territorio de Ucrania. O sus infraestructuras. Bonito panorama mundial nos está quedando. Estamos a un paso de volver al blanco y negro.