Pensaba el presidente del Gobierno que su relación con el expresident huido de la Justicia, aunque desequilibrada, era sincera. Aquello de ‘perro no muerde perro’. Qué disgusto lo de la cuestión de confianza que Junts exige para dar su apoyo a los Presupuestos. Y qué desazón ver que ninguna de las maniobras de la Moncloa para suavizar las pretensiones de los catalanes funciona. A Sánchez se le acaban las opciones.