Dositeo Fernández llegó en 1992 al colegio público de la parroquia ribeirense Olveira, cuando había transcurrido siete años desde la entrada en funcionamiento de este centro educativo. Lo hizo con plaza en propiedad de profesor después de sus ocho años con destinos provisionales en las localidades lucenses de Burela y Quiroga, y después de transcurridos cinco años pasó a ser designado su director. Transcurridos desde entonces 26 años de manera ininterrumpida en ese puesto, el próximo 31 de agosto se jubilará, después de que el pasado 25 de noviembre cumplió los 65. Una veintena de compañeros, tanto profesores como personal no docente, lo homenajearán mañana en el transcurso de una comida que tendrá lugar a partir de las tres de la tarde en el restaurante Casa Hermo, en el lugar de Lixó, en la parroquia de Oleiros.
A la hora de echar la vista atrás a su estancia de algo más de tres décadas en este colegio, a Dositeo Fernández le vienen a la cabeza infinidad de recuerdos, pero si tiene que quedarse con alguno como maestro destaca que sus antiguos alumnos, muchos de los cuales ya son padres de familia, “aínda me chaman ‘profe’ cando me ven pola rúa”, precisó. Señala que desde que llegó ha tratado de empatizar con el alumnado y sus familias, algo que sostiene que es muy importante y que ha logrado y que con todos ellos mantiene desde siempre una relación directa, y subraya “esa interrelación e o ambiente de cordialidade na comunidade educativa sería imposible doutro xeito”. Y destaca la buena conexión que tiene con sus compañeros, que ahora le van a despedir y guardarán muy buen recuerdo de su paso por el colegio.
Respecto a las mejoras llevadas a cabo en el colegio con casi 40 años de antigüedad, Fernández indica que lograron obras importantes, como las cubiertas del patio y del pasadizo de la entrada, pero reconoce que le queda la “espiniña cravada” de que siga pendiente la necesaria remodelación integral del colegio, que fue diseñado en su día para acoger alumnos del ciclo superior, que entonces era de 5º a 8º de EGB -de 10 a 14 años-, pero actualmente no cuenta con instalaciones adecuadas para atender a todo el alumnado, que es de 3 a 11 años, es decir, de Infantil y Primaria.
Dositeo Fernández señaló que la reforma global está comprometida por la Administración educativa desde 2011, pero aún no se ejecutó, pese a que se anunció que sería el primer colegio donde se acometería, pero ya se hizo en Palmeira y Frións, mientras que a ellos “seguen sen atendernos as necesidades reais do colexio”, puntualizó. Señala que les reformaron dos aulas de Infantil, pero no saben nada de su vieja demanda de instalar un ascensor. En su plan de autoprotección se recoge que esa carencia impide que sus instalaciones cumplan las condiciones adecuadas para que se pueda llevar a cabo una evacuación en caso de emergencia.